El futuro no está escrito [Juliantina]

Capítulo 11

Las clases habían pasado con normalidad, Valentina compartía la mayoría de las clases con Juliana y eso ponía feliz a la rubia, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro al recordar la reacción de todos los maestros al tratar de poner a prueba a Juliana, esa chica si que era inteligente.
Su celular vibró y rápidamente lo sacó porque ya se acercaba la hora del almuerzo y tenía que ponerse de acuerdo con Juliana para verse, eso ilusionaba mucho a la rubia pero trataba de controlar sus nervios.

Juliana: Hola Val, ¿nos vemos en 10 min en la entrada de la cafetería?- inmediatamente sonrió al leer el mensaje, mensaje que llevaba esperando desde hace rato. Enseguida se decidió a contestarle.

Valentina: Hola Juls, si me parece perfecto. Nos vemos en 10 :). - era la primera vez que le decía así, pero si ella la llamaba "Val", lo más lógico sería que ella la llamara "Juls".

Valentina pasó a su casillero a dejar sus libros y a paso apresurado se dirigió a la entrada de la cafetería, sentía una mezcla de todo. Nervios, miedo, y una sensación rara en el estómago, solo eso le pasaba con la morena y la idea de verla y compartir tiempo con ella la llenaba totalmente de felicidad.

Iba caminando a la cafetería y escuchó que alguien la llamó pero no le tomó importancia, Valentina ya tenía sus ojos y toda su atención a cierta morena que estaba recostada en la pared a un lado de la puerta, estaba revisando su celular, y Valentina no pudo evitar apreciar lo hermosa que era la chica que tenía enfrente, Juliana Valdés era la combinación de muchas cosas y todas esas cosas volvían loca a la rubia, eran tan diferentes pero de alguna manera se sentía sumamente atraída por ella.

-Hola Juls, perdón si te hice esperar.- dijo en tono de disculpa, había llegado unos minutos tarde.

La morena quien estaba en el celular revisando algunos correos, al escuchar la voz de Valentina levantó la mirada, y quedó totalmente embobaba por la chica, al parecer no importaba cuantas veces viera a la rubia, siempre lograba dejarla sin aliento.

-No te preocupes Val, acabo de llegar también, me perdí un poco pero aquí estamos. ¿Te parece si entramos? Me estoy muriendo de hambre. - dijo la morena abriéndole la puerta a la hermosa rubia para que pasara primero.

Hicieron fila en la cafetería y compraron sus alimentos y buscaron un lugar libre para poder sentarse y hablar tranquilamente.

-¿Y qué tal tu primer día? ¿Es muy diferente esta escuela a la que tenías en Londres?- pregunto curiosa la rubia.

-Mi día ha ido muy bien, y el hecho de que compartamos la mayoría de las clases lo hace mucho mejor. - Inmediatamente vio cómo Valentina sonreía y se sonrojaba -Pero la verdad si es algo diferente está escuela a la que tenia allá, aunque agradezco no utilizar uniforme, porque el de allá era horrible.

Valentina respiraba profundo para poder tranquilizar el rojo de su cara y con valor trataba de lucir normal. -Me alegro que tú día vaya bien, es bueno compartir clases juntas. Por lo que he visto eres muy inteligente y nos podíamos apoyar mutuamente. -dijo tranquilamente la rubia, tratando de parecer lo más calmada posible.

-Señorita Carvajal, ¿acaso está insinuando que no tengo cara de ser inteligente?- Valentina abrió grande los ojos y casi se atraganta con el croissant que tenía en la boca- tranquila, tranquila, solo estaba bromeando no quiero que te ahogues. -dijo en tono divertido Juliana ante lo que acaba de pasar.

-¡Dios! Perdón Juls, no quería decirlo así. Solo que no había conocido esa parte de ti, y si me sorprendí un poco pero nunca puse en duda tus capacidades. -dijo un poco avergonzada la rubia y mirando hacia abajo.

-¡Hey no! Por favor no bajes la mirada, me gustan mucho tus ojos y no puedo dejar de verlos. - Valentina levantó la mirada y vio que Juliana la miraba intensamente. -Asi está mucho mejor. No te preocupes Val, se que las primeras impresiones que te di no han sido las mejores y te quiero pedir una disculpa por la manera en que me viste en tu casa, no fue el mejor de mis momentos. - Ahora era el turno de que Juliana bajara su mirada ante la vergüenza que tenía.