12:[Atracción]

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---M-mi rey... Creo que su hermano intenta matarlo...--- terminó por hablar, Kain.

Sus latidos iban tan acelerados, sentía como si hubiese corrido kilómetros y kilómetros hasta llegar a donde el rey Kradness se encontraba.

¿Pero en qué estaba pensando? ¿Quería ver a su amado, muerto? No, a su amado no, pero sí al sirviente albino que tenía a su lado. Los celos le invadían el cuerpo y la mente a gran velocidad, como veneno de víbora mortal. Se sentía incapaz de matar, pero el corazón dolido gritaba por venganza, por sentirse amado aunque fuese una maldita vez en su vida trabajando en ese lugar.

---Matarme, ¿eh?--- una sonrisa un tanto fingida, a través de sus ojos se notaba el dolor de saber que su hermano mayor lo odiaba.--- Creo que lo he estado sospechando todo este tiempo.

---M-mi rey, ¿qué hará?--- preguntó Kain con nerviosismo. No quería que el rey Kradness lo lastimara, o peor aún, lo expulsará.

Se estaba arrepintiendo de sus palabras.

---Quiero mucho a mi hermano, y sé que lo que hizo mi padre, estuvo mal--- guió su mirada hacia el cielo, como buscando alguna señal del difunto rey.--- Soraru es el más preparado, lo admiro--- una sonrisa se asomó por aquellos labios con un leve color rosado, pero desapareció en cuestión de segundos. Casi en un parpadeo.--- Pero yo también he soñado con el trono.

---Creo que cualquiera lo hubiera hecho...--- susurra Kain.

---No haré nada contra él, porque sé que Soraru pronto me perdonará--- su mirada volvió hacia el rostro lastimero del sirviente.--- Pero quiero que me mantengas informado de todo. Sé que Soraru no podría matarme, pero más vale prevenir que lamentar.

---Muy bien, mi rey--- Kain hace una reverencia ante él y se marcha a toda prisa del jardín. Debía seguir con su trabajo de niñero y de cuidar del príncipe menor: Eve.

[MAFUMAFU]
El sol se fue ocultando poco a poco por las grandes montañas del Oeste, pintando el cielo en colores rosados y azules, creando un degradado natural y perfecto junto a unas enormes nubes que se tornaban de un color un poco más oscuro que el anterior.

Las puertas del reino se abrieron para Mafumafu, el androide albino que agradeció por dicho gesto y corrió en busca de la habitación del príncipe Soraru.

El castillo era enorme, con cientos de habitaciones tanto para los sirvientes y los caballeros leales del rey. Llegar a la habitación del príncipe azabache era toda una tarea un tanto pesada, sin embargo, Mafumafu no sentía el cansancio de su cuerpo, ni su corazón agitado. Él podía correr sin sentir sus piernas débiles, o su respiración agitada por el esfuerzo, pero su batería (o energía) se podía agotar en poco tiempo. Cuando estuvo al frente de las enormes puertas de su habitación, tocó pausadamente con sus nudillos robóticos, creando un sonido un tanto fuerte y que hizo eco en los pasillos vacíos de esa zona.

Ambas puertas se abrieron de inmediato, mostrando a un príncipe azabache sonriendo de manera cínica, casi al borde de la locura.

---Te estaba esperando--- dijo el príncipe y se apartó de la entrada.--- Entra rápido y cierra la puerta con seguro.

Su sonrisa se desvaneció en segundos, dejando a Mafumafu sorprendido.

Rápidamente el androide acata sus órdenes, entrando a la enorme habitación del príncipe y cierra sus puertas con sigilo, colocándole el seguro para evitar que alguien como el príncipe Eve o el rey Kradness entraran sin el permiso del otro hombre.

---Cuenta todo de lo que te enteraste--- le ordenó el azabache mientras se volvía a recostar en su cama.

---Parece ser que la reina sí se siente interesada por el rey Kradness, y viceversa--- comenzó a hablar.--- La reina lo negó.

Manos Robóticas [SORAMAFU] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora