14: [Tempestad]

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[KAIN]

Mafumafu y el príncipe Eve habían abandonado la habitación hace aproximadamente diez minutos, pero ambos hombres, el príncipe Soraru y Kain, todavía seguían en completo silencio.

Había tanta tensión acumulada en el aire, podía ser tocada con la yema de sus dedos y una posible herida se provocarían al instante. Como si se tocara el filo de una espada.

El príncipe Soraru soltó un suspiro y se giró hasta darle la espalda a su acompañante, caminó lento, pero con pesar hasta la enorme ventana de su balcón, y posó su mano izquierda en ella, observando a la lejanía como su hermano menor, Eve, y su querido androide albino, Mafumafu, corrían por el gran jardín.

---Dime algo, que este silencio me está hartando--- habló el azabache, sin perder su mirada en Mafumafu.

Kain, con todas sus fuerzas recolectadas para no llorar, abrió su boca, y desde lo más profundo y roto de su corazón, comenzó a hablar.

---¿Estás enamorado de él?--- intentó sonar estable, pero falló justo al final, cuando un leve temblor desde su garganta lo traiciona.

No hubo respuesta, tal vez se debía porque el mismo príncipe se hacía la misma pregunta una y otra vez en su mente: ¿estaba realmente enamorado de su sirviente? ¿De un androide?

---¡Vaya! ¡Te quejas de este silencio, pero no eres capaz de si quiera responderme!--- estalló Kain, dándole la espalda a su príncipe solamente para limpiarse las lágrimas que ya se habían desbordado de sus ojos.--- ¡Ahora soy yo quien te exige que digas algo!

---Lo estoy pensando--- dijo el príncipe azabache al instante.--- Estoy pensando si hay algo de ese sentimiento dentro de mí.

---¿Por qué no puedes corresponderme?--- volvió a hacer otra pregunta, llevando sus manos hasta su pecho muy lentamente, como si éstas fueran tan pesadas, pero aún así teniendo la fuerza suficiente para levantarlas.--- ¿Hay algo malo en mí?--- se apretó con fuerza el pecho, quería perforarlo y sacarse el corazón para dejar de sentir tanto dolor.

Para dejar de amarlo, si es que era posible.

---Necesito amarte primero--- el príncipe Soraru no parecía tener una pizca de empatía por Kain. Sus palabras sin compasión, sin nada de anestesia, se clavaban en la piel del contrario con fuerza.

Kain las sostenía con fuerza, pero en vez de sacarlas de su cuerpo, las mantenía ahí, matándolo lentamente.

---Entonces, debiste ser más cuidadoso...--- ahora la furia predominaba en su tono de voz.--- Debiste pensar en las palabras correctas, y debiste pensar que tus besos harían un efecto colateral en mí tarde o temprano.

El príncipe azabache se mantuvo en silencio, no podía decir algo a su favor porque sabía a la perfección que Kain tenía razón.

Desde el primer momento en que lo vio, se sintió atraído por su belleza física. Kain sobresalía de todos sus sirvientes, su mirada inocente ocultaba deseos impuros que, con el tiempo, el príncipe Soraru se encargó de encontrar y disfrutar.

No fue nada difícil sostener esas manos suaves y delgadas, y conducirlas hasta su habitación. En su mente solo admitía que la voz temblorosa de Kain, y sus pequeños gemidos, le volvían casi una bestia. Más de una vez le susurró al oído lo hermoso que era, lo mucho que le atraía, pero sobre todo, el "cariño" que sentía por él.

---Debiste hacerte responsable...--- la voz de aquel sirviente iba apagándose poco a poco. Soraru no pudo estar más de acuerdo con ese comentario, pero aún cuando intentara defenderse, las espadas se giraban en torno a él, dispuestas a traicionarse solo porque un corazón roto, lleno de pruebas y verdades, era más fuerte que justificarse.--- Y yo debí ser más consciente... Con el sujeto que tenía en frente...

El silencio se hizo cada vez más pesado, el dolor había llegado a su límite, y las lágrimas se habían secado en una piel ya falta de caricias, tal vez de amor propio también.

---Estoy enamorado de ese sirviente, Kain, pero él no es lo que crees--- habló el príncipe Soraru después de un rato.--- Es... Diferente.

---¿Diferente a quienes?--- preguntó Kain con tono de ironía.--- ¿A nosotros? ¿Qué tiene él de diferente a mí?

"Es un androide" quiso decir el azabache.

---Te causaría gracia--- la mirada del príncipe Soraru se condujo hasta la de Kain.--- Te burlarías de mí, tú y todos los demás. Sería un loco, pero tampoco lo negaría por completo.

---Loco ya estás--- se encogió de hombros, Kain.--- Un príncipe que se enamora de un sirviente. Conmigo o con él, perderías la cabeza, literalmente.

---Es que no conoces a Mafumafu...

Ese tono de voz dulce en su nombre en su presencia, y esa mirada que pasa de piedra a algo cálido, casi como la primavera, a Kain le enfermaba, y más.

¿Cuántas veces no deseó que Soraru dijera su nombre con ese tono de voz tan suave? Que se sintiera como miel sobre hojuelas.

Lo detestaba, a él y a su nuevo amante, a ambos detestaba como a su propia vida.

Quería decir algo hiriente de su parte, quería destruirlo con algo, pero nada sabía de ese albino. Absolutamente nada, ni siquiera pasa saber por qué se enamoró de él.

[MAFUMAFU]

---¡El sol es tan brillante hoy!--- cantaba felizmente el príncipe Eve.--- ¡Podría mirarlo solo por un segundo y mis ojos se quemarían por completo!

---¿Por completo?--- Mafumafu miró con preocupación al príncipe Eve.--- ¡Por favor, no mire el cielo!

---¡Y no lo haré!--- se giró el príncipe Eve a verlo con preocupación.--- ¡Eso duele! ¿Nunca lo has intentado?

---¿Doler? ¿Intentar mirar al sol?--- preguntó Mafumafu, esta vez con un tono de voz más acercado a lo curioso.--- Nunca lo he hecho.

Ambos se encontraban debajo de un árbol tomando sombra, observando el cielo despejado con el cuidado de los rayos del sol.

---¡Nunca lo hagas! ¡Tus ojos lloran del ardor!

---¿Llorar?

---¡Claro!--- Eve se quedó un momento en silencio.--- ¿T-tú nunca has llorado?

---Sí... Sí he llorado--- respondió el androide albino, ahora con un tono de voz un poco desconcertado.

¿Cuántas veces había llorado? ¿Cómo podía describir lo que sintió sin decir que unos cables conectados a su "cerebro" le ayudan a llorar?

---Yo lloré cuando... Cuando mi creador mu-

---¡Mafumafu!--- a la lejanía, Urata corría en dirección a ellos, con una mano levantada que movía frenéticamente para captar la atención del albino.

---¡Urata!--- Mafumafu se levantó inmediatamente junto a una sonrisa en el rostro.

El joven científico de cabellera castaña llega con un gran sonrojo en sus mejillas, provocado por el cansancio y el sol.

---¿Se encuentra bien? ¿Necesita agua?

---¡No! Pero te necesito a ti, Mafumafu...--- Urata respiró profundo, succionando aire, y si fuese posible, a ambos chicos presentes.--- Ah... El camino fue algo largo. Debería ejercitarme más seguido...--- la mirada de Urata se mueve desde Mafumafu hasta el príncipe Eve. Le sonríe levemente, haciendo una pequeña reverencia ante él y regresa su atención hacia el androide albino.--- Mafumafu, ¿podrías acompañarme al laboratorio? Necesito que compruebes algo por ti mismo.

---¿Por mí mismo?--- pregunta el androide albino mientras parpadea seguidamente.--- ¿Qué cosa?

---No se lo que sea, pero tiene que ver algo contigo. Por favor, ven.

---Pe-pero el príncipe Eve...

---Yo me encargaré de llevarlo con su hermano mayor, Mafumafu--- detrás de Urata, Sakata llega a pasos rápidos, cubriéndose el cuerpo entero con una sombrilla.--- Es importante, Mafumafu. Posiblemente tan importante como tu creador...

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---Artemis-san🌙

Manos Robóticas [SORAMAFU] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora