twelve

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La castaña llevaba puesto un pequeño vestido rojo que se adhería a su cuerpo junto con unos tenis blancos que causaban una mezcla entre lo elegante y lo informal. Su elección era perfecta. Su cabello estaba peinado con ondas y su maquillaje era natural. Sin duda, el rostro de Roberta era angelical con o sin maquillaje. Me recuerda tanto a su hermana y me quiero golpear por siquiera tener estos tipos de pensamientos en estos momentos. Ella rodea mi auto y se introduce en el asiento de copiloto con una sonrisa traviesa en su rostro. Sus muy marcados pómulos resaltan cuando frunce levemente su nariz al verme con emoción. Relamo mis labios y termino sonriendo.

—Nos la vamos a pasar de puta madre— esta afirma y yo asiento. Entonces yo extiendo mi brazo hacia el asiento trasero y busco la bolsa de regalo que tenía acá, para dárselo. Ella frunce levemente su ceño y no duda en abrir este para sacar la botella de tequila que esta tenía dentro— ¡Eres el mejor!

—Todo por mi pequeña diabla— le dedico un guiño a lo que esta relame sus labios, abre la botella y comienza a beber directamente de esta. Su gesto simplemente no tiene precio. Río levemente y comienzo a andar.

—Lucy estaba muy enojada porque le dije que ahora eras mío— esta comenta, ruedo mis ojos y la miro de reojo. Ella mordía su labio inferior con mirada traviesa y acariciaba la botella de licor—. Te juro que aún te desea, solo esta esperando que vayas a por ella para follarte, Dylan. Esta loca por ti— chasqueo mi lengua y suspiro.

Entonces las imágenes de esta tarde no evitan pasad por mi mente. Destiny, mi más grande perdición, mi droga favorita. No evito recordar sus gemidos, suspiros, el sabor de su coño, su cuerpo y su tersa y pálida piel. De solo pensar en como se estaba entregando a mi me ponía tanto. Relamo mis labios y en cuanto un semáforo se torna rojo, tomo la botella que estaba en las manos de Roberta para tomar un trago de esta.

—Tu hermana salió de mi mente hace tiempo— admito, Lucy alza sus cejas y junta sus labios en una línea firme—. Cuando estés en mi situación, pequeña Roberta, te darás cuenta de tantas cosas. Pero por ahora, solo quiero que te la pases genial— le entrego la botella, me encojo en hombros y comienzo a andar en cuanto el semáforo se torna verde. Ambos seguimos el camino escuchando la música de Roberta a todo volumen. El lugar estaba un poco alejado, pero vale la pena en cuanto llego y veo que, incluso aunque era temprano, la diversión ya había comenzado. Ambos bajamos y comenzamos a caminar juntos hasta introducirnos a la fiesta donde había cientos de personas ebrias, bailando e incluso una que otra vomitando. Sonrío en cuanto miro la tierna reacción de Roberta. Se le notaba a kilómetros lo emocionada. Ella aún con la botella en una mano, toma mi mano y se gira hacia mi con una gran sonrisa.

—Esta va a ser una gran noche.

Entonces comenzamos a introducirnos entre la gente hasta toparnos con mis amigos. Leo y Aarón, como siempre, estaban ebrios y rodeados de mujeres ebrias. Joseph se notaba aún sobrio, aunque estaba bebiendo, pero estaba solo. Gerard no había llegado. Frunzo el ceño cuando noto que él no estaba aquí, siempre es el primero en llegar. Suspiro, pero sacudo mi cabeza cuando Roberta me saca de mis pensamientos, otorgándome la botella de tequila. Esta estaba abierta y los ojos de la chica estaban llorosos, en señal que acaba de beber. Sonrío y decido copiar su acción. Y así estamos el resto de la noche, todos en el mismo lugar bebiendo hasta que noto como el alcohol comenzaba a hacer efecto en Roberta, pues de pronto comienza a arrastrar sus palabras y acercarse más a mi. Río levemente y simplemente decido seguirle el juego.

—Vamos a bailar— exclama, abrazándome, río y le devuelvo el gesto.

—Lo que pida mi pequeña diabla— murmuro en su oído. Entonces Roberta sonríe hacia mi mostrándome su rostro, entrelaza nuestras manos y comienza a jalarme hacia la pista, donde nos introducimos en medio de la gente. De seguro ambos nos veíamos como estúpidos, pero, ¿qué más da? Yo simplemente me movía al ritmo de la música sin esforzarme mucho, mientras que la pequeña, bajo los efectos del alcohol, movía sus cuerpo de una manera un poco... exótica. La miro fijamente y noto como ella me miraba a mi. Tocaba su cuerpo con sus manos mientras movía sus caderas de un lado a otro, y de pronto, sin siquiera darme cuenta, ella se estaba comenzando a pegar a mi.

stepbrotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora