16. Entre Sorpresas y sustos

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Habían llegado frente a un pequeño camino cubierto por varias hojas y ramas sueltas

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Habían llegado frente a un pequeño camino cubierto por varias hojas y ramas sueltas. El aire era embriagador, puesto que el casi tenue aroma del petricor se impregnaba en su sistema a través de sus fosas nasales; era un paisaje bonito: con el cielo estrellado hacia arriba y un abundante camino bordeado de pequeños arbustos y algunos pocos árboles desperdigados por delante, no fue difícil reconocer que en esa zona las orquídeas serían más fáciles de encontrar, y naturalmente, así fue.

Nieals también percibió el destello de la orquídea al florecer, por lo que, dejando de lado su reciente sentimentalismo a causa de los hechos que le platicó a Alrep, se acercó hacia los pétalos recientemente azulados de aquellas orquídeas, sin permitirle a la castaña decir alguna palabra con respecto a lo revelado.

Aquellos momentos de vacilación en Alrep, impidieron que su mente reaccionara a tiempo para advertirle al chico que no diera un solo paso más en dirección a las plantas. Aquellas flores eran extremadamente sensibles al contacto humano, por lo que, cuando Nieals se aventuró con la mano estirada con la intención de arrancarlas, está se cerró de inmediato volviendo a tener el color que mostraban durante el día, acción que imitaron otras tres orquídeas que se encontraban a poca distancia de esta.

—¡Nieals! ¡Espera!

La castaña lo detuvo tomándolo por el brazo antes de que intentara su cometido nuevamente en otra flor que se hallaba a una distancia prudencial.

—¿Qué ha pasado? —se interrogó el chico— Apenas las rozé.

—Es que no podemos ni siquiera rozarlas —explicó, llevándolo un poco más atrás, antes de que su presencia haga que otras flores se cierren así mismas— Estas orquídeas son demasiado sensibles al contacto y al calor humano, además...

—¿Y entonces cómo las sacamos?

Pese a que no le gustaba que el chico la interrumpiera de esa forma, se limitó a contestar su pregunta sin denotar su molestia.

—Esperar a que caigan es una opción, pero también...

—¿Esperar? —interrumpió Nieals

—Si, aunque...

—¡No podemos esperar! ¿Y si nos gastamos la noche en ello? —negó con la cabeza— Debe haber otra forma, Al. No estoy seguro si tengamos todo el tiempo del mundo, Melopsse no...

—Eres exasperante —murmuró Alrep— ¿Quieres dejarme continuar?

La castaña se sorprendió al ver nuevamente su faceta de chico tímido, que hace años no veía, entrar en acción. Él se rascó el cuello algo avergonzado y asintió en su dirección, insitándola a continuar.

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2020 ⏰

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Alrep: La joven de la perlaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora