Cuando Alrep despertó, no pudo reconocer el lugar en donde estaba. Al principio no veía más que manchas borrosas y colores difusos, poco a poco fue recuperando la visión, sin evocar aún los recuerdos de los sucesos previos.
Cuando al fin pudo usar correctamente sus globos oculares, constató que se hallaba en un compartimiento esférico de entre tres y cinco metros de diámetro. Las paredes eran de un bonito color malva y contaban con dos ventanas dispuestas de forma paralela. En el lugar, Alrep no estaba sola, habían otras cuatro personas en la habitación, sin embargo no se molestó en prestarles atención. En cuanto vio a Amaru, trató de incorporarse, emitiendo un leve quejido de dolor al apoyar su muñeca adolorida y al sentir fuertes punzadas en la espalda.
—Hey —dijo Julek restregándose los ojos, ya que acababa de despertarse— Con cuidado...
Estaba sentado a su lado, con el cabello alborotado, pero con una camiseta limpia. Con suma delicadeza la ayudó a sentarse correctamente, dejando espacio para que el dragón pudiera subir a los asientos.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Alrep masajeándose las sienes con la mano sana
—¿No recuerdas nada? —preguntó retóricamente una azabache— Julek te trajo. Te habías desmayado y estabas herida, Blish y yo te curamos el brazo y estabilizamos tu muñeca.
Claro que Alrep recordaba, cada detalle de lo ocurrido, pero su pregunta se refería a lo ocurrido luego de perder la conciencia. Tal vez ellas lo notaron después.
—Awa y yo también limpiamos la sangre de tu espalda —agregó una castaña de ojos marrones, quien debía ser Blish— Pero... creo que tienes una o dos costillas rotas.
Alrep asintió y les sonrió agradecida. Tenían razón, debía tener un par de costillas partidas, le dolían tremendamente y hacía un esfuerzo sobrehumano para no llorar ni gritar de dolor. Pero sabía que podía curarse, solo necesitaba su mochila.
Amaru lo intuyó. Bajó de un salto del asiento y arrastró con el hocico la mochila de Alrep, hasta ponerla a sus pies.
— Buen chico —dijo mientras le acariciaba la cabeza— Julek, ¿Podrías...?
—Claro —se apresuró en contestar, al tiempo que rebuscaba en la mochila— ¿Qué necesitas exactamente?
Alrep le explicó la forma de preparar un té azulino, una infusión hecha a base de orquídeas azules, perejil, arroz carbonizado y un polvillo que señaló, pero cuyo nombre mantuvo en el anonimato. Mientras, Blish le cambiaba el vendaje se su mano y le preguntaba el origen y la finalidad de dicha bebida.
—Lo aprendí mientras estaba en la Colmena de las Intrusas —explicó— Ya la he preparado antes para los chicos del Coliseo, ya sabes que ellos se rompen las costillas y otros huesos, más de lo que es debido, este brebaje es perfecto para ellos... y ahora para mí.
ESTÁS LEYENDO
Alrep: La joven de la perla
FantasyAlrep era la clásica hechicera promedio en Urbe Margarita, un antiguo, pero perturbador pueblo que esconde secretos que nadie se ha atrevido a desvelar. La familia de Alrep ha vivido a la sombra de la sociedad, escondida durante mucho tiempo, sin em...