Un Beso De Amor [Emiliaco]

Capítulo VI

* Puedes tener relaciones, pero no puedes olvidarlo a él *

Ya faltaba nada para que fuera julio y acabará su tan pesado año. Joaquín en su tiempo en Italia fue y es el mejor según él.

Se divertía cada vez que salía con sus amigos, se iban a plazas, al parque y demás. Lugares donde se sentían cómodos. No tenía dificultad de hablar ahí, conocía lo básico del italiano y si hablabas español lo normal es que te entiendan una que otra palabra.

Joaquín y Renata caminaban por el centro comercial. Ruidos de voces, cajas y alta voces de escuchaban por el lugar. El mayor de los dos se encontraba sumergido en sus pensamientos, en las sensaciones que ya no sentía.

— Hermano, ¿Qué pasa? Estás muy callado desde que salimos de casa.

— Ehm, ¿Recuerdas a Emilio?

— Sí, ¿Qué con él?

— Se suponía que somos pareja destinada... Pero desde hace días que he dejado de sentirlo, nuestro lazo sentimental se rompió.

Renata suspiró, no sabía cómo ayudar a su hermano pues ni es Omega ni es Alfa, no entendía como se manejaba estos temas. Con temor a tocar terreno malo le dijo sus pensamientos al Omega.

— Supongo que ya encontró a alguien más, de seguro está saliendo con la galleta.

— ¿C-cuál galleta?

— María para que entiendas.

Aunque el chiste le haya provocado una ligera sonrisa, su hermana tenía razón. El motivo por el cual ya no sienta a Emilio tan cerca como antes, es que él y María estén saliendo. Que estén siendo felices en México.

— Puede que sea verdad... — susurró junto a un suspiro al final.

[...]

La música a tope, es lo había en ese lugar. Adolescentes bailaban y se movían de un lado a otro, unos con el típico vaso rojo en las manos y otros con la botella de licor.

Aquella fiesta se podría considerar como el final de cursos. Oficialmente habían acabado los primeros dos semestres del bachillerato, por lo cual podían estar agusto y relajados con el tema escolar. Aún faltaba tiempo para que volvieran hacer el papeleo de reinscripción en su institución académica.

Joaquín con un poco de pena llegó a la casa de su amiga, la anfintriona del escándalo. Él contaba como outfit un jeans azul cielo y una ombliguera de manga larga blanca, que daban juego con sus convers.

Entró a la casa acomodándose el cabello rebelde que tenía. Al no conocer a sus compañeros de escuela sólo buscaba a los integrantes de su mini grupo. A los que más les hablaba.

— Hola, pensé que no ibas a venir. — dijo su amiga.

— Pensaba no venir pero mi madre me dijo que sería bueno para distraerme, así que... Why not?

— Vale, la enana está arriba jugando a la botella con los demás, ¿Quieres ir?

— Sí.

Joaquín y la chica de mediana estatura caminaron entre las personas que se divertían a su manera, era tanto el movimiento que el castaño perdió de vista a su amiga. Miraba a todos lados y no la alcanzaba a distinguir. Su desesperación de estar entre tanta gente era grande. En su intento de salir de ahí e ir a unas escaleras cercanas, chocó con un Alfa mayor que él.

— Ahm, mi dispiace tanto. (Lo siento mucho) — su Omega se encogió al sentir y oler su aroma, chocolate amargo con tabaco.

— Non ti preoccupare, di cosa hai bisogno? Sembri perso. ( no te preocupes, ¿Qué necesitas? Te ves perdido ) — exclamó el Alfa.

— Sto cercando il primo piano, ho perso di vista al mio amico. ( Estoy buscando el primer piso, he perdido de vista a mi amiga  )

— Seguimi. ( Sígueme )

Joaquín suspiró aliviado de que le pudieran entender con lo que sabe del idioma. Caminaron y para que el castaño no se separara del pelirojo lo tomó de la mano. Su Omega se retorcía de la felicidad de sentirse protegido con tan sólo ese detalle, sentía como su animal interior quería saltar hacía el chico.

Al llegar a las escaleras, Carlo; el chico más grande que Joaquín, le dijo que iría con una amiga que jugaba con una botella, el pelinegro respondió que también buscaba a alguien así, dando a la casualidad que llegaron a una habitación encontrando a la misma chica.

Entre risas, juegos tontos y preguntas, el Omega supo que Carlo hablaba fluido el español latino ya que sus padres se criaron en México. Su comunicación era muy buena para ser entre un superior y un inferior en el ámbito de su sociedad.

No quisieron jugar cuando las cosas subieron de tono, así que tomaron asiento en los sofás cercanos a los demás.

Carlo adoraba el olor dulce de Joaquín y Joaquín adoraba la forma de ser de Carlo.

El Alfa sin pensarlo dejó a Joaquín en la habitación y él salió de esta, bajó las escaleras a una rapidez adecuada para alguien que no había tomado licor en lo que llevaba de noche. Salió de la casa y fue al jardín de esta. En ese lugar aparte de estar repleto de jóvenes lujuriosos, se encontraban todo tipo de flores

Con cuidado arrancó doce rosas, encontró un lugar puntiagudo para poder quitar las espinas del tallo, lo hacía lo más rápido y seguro que podía. Al tener la docena volvió a la habitación escondiendo el detalle en su espalda.

—Ehm, Joaquín... Espero y sepas el significado del número de rosas, te me haces un bello. — le entregó una rosa.

— Amor a primera vista... — susurró Joaquín sonrojado.

Las demás personas estaban atentas a todos los movimientos de Carlo, pues él no era de dar detalles a alguien.

— Esatto, e dodici rose? ( Exacto, ¿Y doce rosas? ) — entregó las últimas once para hacer la docena.

Los expectantes soltaron un grito de emoción, sólo había una respuesta a ese total de rosas y todos la sabían, todas y todos lo conocían. Y Joaquín no sería menos ante eso. Al ver aquel detalle su rostro dejó ser un pulcro lienzo blanco a ser un tomate viviente.

— Son... Ehm, "Serás mío" es una declaración de... C-cortejo.

— Espero y ser aceptado para darme a conocer.

Sería precipitado para todos pero para Joaquín lo sentía diferente, y su olor lo delataba... Su olor amargo terminó siendo dulce, claramente olor de nerviosismo o vergüenza. Decidió darse una oportunidad.

— Se, sei accettato Alfa. ( Sí, eres aceptado Alfa )

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No sé italiano :v entonces no le hagan mucho caso a la traducción de Google.

Si tengo alguna falta de ortografía por favor de decirme. ಥ‿ಥ