* El tiempo lo cura todo, bueno eso dicen *
¿Cuántos días pasaron? Ninguno llevaba la cuenta. Ya no era algo importante para ninguno de los dos.
Alfa y Omega estaban seguros de que ya no eran pareja destinada, pues uno pensaba que nunca se volverían a ver y el otro pensaba que no valía nada para que esperaran por él.
— Hijo, cuéntame algo. No viene desde Monterrey para que no me cuentes nada. — Osorio sabía perfectamente lo que sucedía pero él quería que su retoño le dijera todo.
— ¿Qué te digo? No ha pasado nada interesante... Bueno, María y yo somos novios.
— ¿Qué pasó con Joaquín?
— Ese Omega no respetó mis sentimientos, está saliendo con alguien.
— ¿Y tú si lo respetaste? — golpe bajo, un verdadero golpe.
— Joaquín ya no me importa, ahora lo escencial es María.
Osorio no dijo nada más sobre el tema, no quería retar a su hijo. Si él no quería decir nada entonces no lo obligaría a hablar. Su tiempo en la ciudad era muy breve y lo menos que quería era que se enojaran, ya que con ello Niurka no los dejaría verse.
— Eres igual a tu madre, pero mejor hay que hacer algo más antes de que te vayas.
— Está bien.
*Dos años después*
Joaquín acababa de cumplir sus diecisiete años, oficialmente sólo le faltaba tres meses para que terminará la preparatoria y por fin regresara a la ciudad de México.
Pues su hermana menor se había presentado como Omega, sí... Ella era una Omega. Cuando la chica llegó de la escuela a su casa, estaba sudando y le dolía el vientre, su madre al verla en ese estado automáticamente pensó que sería una Alfa, pero cuando la escencia que desprendía la chica era algo parecido al chocolate blanco, cambió de opinión y se rindió para confirmar que es una Omega.
Renata gritó y lloró por varios días, no quería ser una Omega sólo por el hecho del rechazo. Joaquín al ver lo mal que lo estaba pasando su hermana, se armó de valor y entró a su habitación.
— Renata, deja de hacerte la sufrida si al ser una Omega no te perjudica en nada. — dijo lo primero que le llegó a su mente.
— ¿Cómo me dices eso? Tú mismo viste lo que le hacen a las Omegas.
— Ahg, eres tonta... Yo sufrí eso por ser Omega, un hombre Omega, tú eres mujer... A la sociedad les va a valer madres lo que eres, sólo porque eres mujer. — el castaño miraba desde la puerta a su hermana, pensaba que si entraba más de lo necesario ella lo atacaría.
— Déjame sola.
— Sabes que tengo razón, no seas cabezota, por favor...
— ¡YA VETE! ¡VETE CON CARLO!
Joaquín sólo sonrió y salió del cuarto de Renata.
Él sabía que tenía razón por lo cual no le afectaba que su hermana le dijera que se fuera. Con la felicidad en su cuerpo fue a su habitación para cambiarse de ropa y ponerse algo diferente, pues faltaba poco para que Carlo fuera por él a su casa.
No quería llevar algo extravagante, entonces tomó un jersey blanco junto a unas Vans del mismo color, y un pantalón negro.
Su vida tomaba sentido, su mente ya no pensaba tanto en Emilio, pero sin embargo no podía esconder ese amor perdido.
Él ya no pensaba en el pelinegro pero sí sentía la felicidad ajena asimismo. Carlo cuando empezó a cortejarlo sus ojos y felicidad se iluminaron, estaba feliz eso no podía negarlo. Pero a la vez estaba preocupado pues debería volver a México en cuestión de meses.
En esos dos años que pasaron él y Carlo no habían dado el siguiente paso que era una relación, pues Joaquín dijo que prefería conocerlo un poco más y Carlo aceptó pues se le hacía muy presipitado que fueran novios. Y tal parece que su tiempo se entendió mucho pues Joaquín aparte de no haber dado su primer beso y no haberse enamorado, ya debía retirarse de Italia.
— Joaquín, cariño, Carlo está en la puerta. — anunció su madre desde las escaleras de la pequeña casa.
— Ya bajo, gracias.
Sin demoras bajó las escaleras y salió de su casa. Carlo lo recibió con un abrazo, para luego darle un pequeño clavel blanco. Joaquín sintió que sus mejillas se pintaban de un rosado casi pegándole al color rojo. Entre risas y halagos fueron al lugar de su cita. Fueron al bosque más transitado del país.
El tiempo pasaba y sus sonrisas crecían. En algún momento decidieron relajarse, se acostaron en el suave pasto, uno miraba el cielo y el otro leía un libro.
— Cosa leggi? (¿Qué lees?) — preguntó Carlo.
— Una historia titulada "El chico de las estrellas"*
— Ahm, ¿De qué trata?
— Un chico que desde pequeño pintaba las paredes de su casa con estrellas, pues nunca vivía en la misma casa por más de dos años.
— Puff, aburrido.
— Bebé, nunca debes de juzgar mal a alguien o algo por lo que te cuentan.
Carlo suspiró, no le gustaba que Joaquín leyera mucho, pues el chico debía de salir de la fantasía de los libros.
— Aprovecho que estamos tranquilos para decirte que en tres meses vuelvo a mi país natal, vuelvo a México.
— ¿¡QUÉ!?
~•~•~
Es corto el capítulo, me disculpo por ello.
[*] "El chico de las estrellas"
El autor es Chris Pueyo. "Érase un niño que jamás vivió más de dos años seguidos en una misma casa, por lo que decidió pintar las paredes de todas sus habitaciones con estrellas. Su rechazo al colegio y una familia inusual le empujarán a emprender un viaje donde no todo serán constelaciones y pedirle deseos a la luna. Es hora de bajar al barro, equivocarse con una princesa y terminar encontrando un príncipe... ¿o no?Sus ansias de libertad, tres antídotos de supervivencia y unas botas plateadas le acompañarán por un mundo muerto donde los sueños llegan descalzos y despeinados a Ninguna Parte."
Sólo diré que hay una pareja homosexual. :3 Amor es Amor.
Disculpen las faltas de ortografía. :C
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Un Beso De Amor [Emiliaco]
FanfictionEmilio Osorio, Alfa de su manada. Joaquín Bondoni, Omega solitario. Ninguno esperaba volver a verse después de muchos años, ellos se amaban en ese entonces pero... ¿Lo harán ahora? El tiempo lo cura todo o por lo menos eso dicen. Mismo país, misma...