Capítulo XIX

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* Un beso de amor *

Los días pasaron y por fin volvían a la institución, faltaban tres meses para las vacaciones de  invierno, ya estaban a finales de septiembre y por ende la evaluación de su primer parcial estaba a la vuelta de la esquina, el faltar tanto a sus clases les había traído consecuencias; si no aprueban sus exámenes tendrán materias arrastrando.

Emilio ya estaba dentro de la escuela, caminaba en las instalaciones del lugar, minutos antes había citado a su pequeña manada en la parte del gimnasio; también usado como lugar de discursos. ¿Se sentía nervioso? Puede ser, ¿Tenía miedo? Definitivamente no, ¿Estará haciendo lo correcto? Aún no sé sabe.

— Estabas tan desaparecido que recurrimos a tu madre, ya nos contó que nos odias y que nos usaste con el fin de ganar algo de nuestras familias — Dijo Julieta mientras llegaba junto al resto de personas.

— Mi madre siempre dirá mentiras y más mentiras para ganar lo que quiere, eso deberían saberlo. Pero bueno los cité aquí para contarles lo sucedido — Emilio respiró profundo pero antes de hablar fue interrumpido.

— No lo sé Rick, pero bueno... Tu madre nos contó que eres un egoísta, que después de la pelea le gritaste, la lastimaste un poco y que casi le retas, todo por no saber perder, no lo sé pero eso para mí no es un buen Alfa — el Beta habló con total confianza, Roy no quería quedarse sólo como un Beta sin agallas.

— Dejemos a Emilio hablar, Julieta, Seidy, Roy, por favor tengamos respeto, después de todo es nuestro Alfa — Emmanuel sabía cuándo Emilio mentía o estaba arrepentido, sabía sus facciones y movimientos.

— Eh, gracias. Bueno, resumiendo todo, me di cuenta que soy un hijo de puta, imbécil, idiota, mala onda, y más. Decidí ser feliz, renovarme, respetar a los de mi alrededor. Sí, estuve apunto de retar a mi madre pero no lo hice.

— Hablas como toda señora mayor — Roy soltó una broma para relajar el ambiente — Bueno, ¿Quién tiene hambre?

— Ponte serio, tonto — Julieta aún pensaba que Niurka tenía razón pero confiaría en su Alfa.

La manada se veía que desconfiaba del cambio repentino de Emilio pero lo aceptaban, con tal de que no afectará a terceros.

— ¿Podrían dejarme a solas con Seidy?

— Pero quisiera escuchar el chism-

— Cállate Roy, vámonos.

Los chicos se fueron del lugar dejaron a la pareja sola.

— Seré directo, terminamos, no me gustaría formar una familia, un futuro junto a una persona que no amo. Sí, eres mi Omega si nos enfocamos en la manada, pero fuera de eso... No eres mi destinada, mi media naranja, mi otro lado del hilo rojo.

Seidy miró al piso, quería decir una y mil cosas pero prefirió guardarlas. Volvió a mirar al Alfa que esperaba una confirmación.

— De acuerdo, dile a los demás que me salgo de la manada, corre y pide a María junto con Andrés, que vuelvan. Yo me largo, me voy a encargar de desaparecer para uds, posiblemente sea una Omega libre, o me una a otra manada, pero yo no vuelvo a esta... Ojalá y Joaquín se de cuenta del partido que tiene a su lado, ese chico lo merece, tú no lo mereces.

Seidy le miró una última vez, sonrió y dio media vuelta para irse de ese lugar, no específicamente el gimnasio.

Cuando das todo de ti, cuando piensas que esa persona es la indicada, no importa para ti el riesgo a correr. Eso hizo Seidy, cuando abrió lo ojos y María seguía dormida, supo lo que le esperaba, algo que no quería forzar se amarró. Ella quería formar algo con Emilio pero no era capaz de luchar contra María, y cuando la oportunidad se presentó, juró que lograría hacerlo feliz... Pero no sé pudo y falló.

Un Beso De Amor [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora