La penumbra apacible, barrotes de un acero pulido a la perfección y una terrible humedad.
Esas eran las características principales de las mazmorras del Palacio de la Aurora.
Y en el suelo de una de sus celdas, yacía inconsciente un hombre de pelo blanco vestido con gran elegancia.
Tenía los morros hinchados por un golpe y el traje se había manchado con el musgo verde que cubría el suelo y las paredes de piedra cuando los guardias lo habían arrojado allí dentro.
Pero respiraba.
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Orianna se despertó y abrió los ojos, aliviada.
Él estaba vivo, lo había visto en su sueño.
El corazón le latía con rapidez.
"Lo difícil será ahora saber acceder a las mazmorras... O saber en qué celda está."
Pensaba preocupada.
Tan ensimismada en sus pensamientos estaba ella, que no prestó atención a priori al entorno en el que se encontraba.
-Maese Ceap, ya se ha despertado. - Dijo una voz serena al lado suya.
Orianna se incorporó con cuidado en el lecho sobre el que estaba y echó un vistazo a su alrededor.
Solo vió cortinas blancas de tela rodeando su cama, dejando un pequeño hueco para el tránsito de personas y para una mesilla a los lados de la cama.
-Por aquí. - Dijo una doncella abriendo las cortinas desde dentro.
Avalak atravesó el umbral, vestido con ropas distintas a las de la fiesta, un jubón azul marino, serio, de botones plateados y unos pantalones completamente negros.
Él se acercó, apoyado en su bastón y cargando con un extraño paquete.
-Gracias Ally - Le dijo educadamente a la doncella. - Puedes dejarnos.
Ella asintió y procedió a salir del habitáculo, cerrando la cortina tras de sí.
-Hey. - Saludó Orianna estirando los brazos y desperezándose con un bostezo. - ¿Qué tal la fue tu velada ayer?
Avalak se quedó paralizado unos segundos.
Sacó sus gafas de un bolsillo y le echó un buen vistazo a Orianna, incrédulo. Después soltó una risotada.
-Ya que lo mencionas... Anoche me llamaron urgentemente a la enfermería. - Empezó el anciano. - Porque habían encontrado malherida a mi invitada en el suelo de un pasillo cualquiera.
Avalak ahora la miró muy serio.
-Lo pasé muy mal cuando te vi así, en ese estado, postrada en esta misma camilla de la enfermería.
Avalak se acercó a ella, Orianna dejó que el antiguo emisario levantara su cabeza para revisar su cuello.
Efectivamente, no tenía marcas ni moretones de ningún tipo.
-¿Y me estás diciendo que, de la noche a la mañana, has sanado completamente?
Él observó un brillito dorado en la frente de ella al soltar su barbilla.
-¿Qué es eso? - Dijo apartando el pelo de su frente. - ¿Eso estaba antes?
Ella sonrió.
Tener a Avalak cerca era como tener una madre adicional.
-La curación que ves es fruto de mi bendición divina. - Aclaró sin más.
Avalak la miró un segundo, sin estar seguro de si bromeaba o no.
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LAS BODAS DE MILANNA DERVALE
FantasyEs un día normal en las praderas de la cordillera de Hamel. El sol brilla todo lo que puede buscando calentar el frío aire de las cumbres. De pronto, una carta llega. Orianna ha sido invitada a la boda de Milanna Dervale, la preciosa princesa de Ham...