Paso a paso dos caballos de grueso pelaje marrón hacían avanzar el coche.
Clavaban sus pezuñas en el empedrado del camino aún húmedo por el rocío.
Orianna miró por el cristal de la ventana del carruaje y vio como un pajarillo se posaba sobre una encina.
Al posar sus garritas en la fina rama blanca las hojas se movieron suavemente, dejando caer al suelo el pequeño cúmulo de nieve que con tanto afán atesoraban.
"Es un gorrión" Pensó al fijarse bien en el animal.
Orianna supo además que era hembra, porque su silueta estaba algo más estilizada y el pecho era de unas plumas algo más claras que en los machos.
El carruaje seguía avanzando, sin prisa pero sin pausa.
La Salvadora saludó con la mano al gorrión, despidiéndose de él.
El carro se alejó, reflejado en las dos perlas negras que el pajarillo tenía por ojos.
Girando la cabeza, el animal los observó con curiosidad unos segundos hasta que finalmente alzó al vuelo con un aleteo que apenas sacudió la rama del árbol de lo ligeros que eran sus huesos.
Orianna, que había tenido que lidiar con el don o la maldición que suponía la clarividencia desde que había cumplido la mayoría de edad más o menos, ya tenía algo de experiencia enfrentándose a los mensajes que el futuro le enviaba.
En general no recibía imágenes de un solo futuro posible en sus predicciones, sino de más bien un abanico de coloridas y confusas opciones.
Por esto la Salvadora había aprendido a seguir las señales.
Pequeñas coincidencias en la vida cotidiana que la mente trata de ignorar y que los locos interpretan como presagios de la voluntad de los dioses.
Orianna sabía de sobra que esos dioses ni siquiera existían (Y eso que había crecido educada en un santuario) pues ella misma había conocido a un par y en poco o nada se parecían a los de las leyendas.
Pero aún sabiendo esto... Su mente no paraba de fijarse en las señales...
Solo por si acaso.
Desde un gato negro que cruza una calle en la noche, hasta un arcoíris adornando el cielo, pasando por un gorrión posado en una rama.
Ahora estaba segura.
"Éste es el camino a seguir"
Orianna estiró sus brazos y bostezó, desperezándose.
Aún quedaba muuucho camino por delante.
-¿Te hace una? - Le dijo Iuarrax barajando un mazo de cartas.
-¿Aquí? - preguntó divertida ella mientras se quitaba unas lagrimillas de los ojos que le habían salido al bostezar.
-¿Con lo que se bambolea en carro?
-Sep.
-Venga, pues vale.
-Vas a morder el polvo.
-Claro, claro. Te atreverás a apostarte algo entonces, ¿No, chavalín?
-Emm...
-Ya me parecía.
-¡No! Espera, solo me preguntaba qué deberíamos apostarnos.
-Ajá...
-Veamos... ¡Los platos! Quien gane más partidas para cuando lleguemos a la primera parada ¡Friega los platos durante un mes!
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LAS BODAS DE MILANNA DERVALE
FantasiaEs un día normal en las praderas de la cordillera de Hamel. El sol brilla todo lo que puede buscando calentar el frío aire de las cumbres. De pronto, una carta llega. Orianna ha sido invitada a la boda de Milanna Dervale, la preciosa princesa de Ham...