Solo Tú ( Saga Inevitables #2.6)√√

Capítulo 32

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Coral

No puedo con tanta felicidad porque finalmente mi día ha llegado. ¡Por fin!

Me miro en el espejo de mi habitación con una gran emoción al saber que hoy arranca una nueva etapa en mi vida, por la que tanto me esforcé y di lo mejor de mí en la facultad de medicina.

Es mi primer día de residencia y aunque sé que a partir de ahora mi vida será todo menos normal, estoy terriblemente contenta por ver mi sueño haciéndose realidad. Mi tío Iñaki, con quien tendré el placer de trabajar en el mismo hospital que él como tanto lo deseé siempre, me contó que en sus tiempos de residente pasaba épocas tan importantes como la Navidad sin poder estar con su familia por pasar horas y horas de guardia. Otras veces, era un lujo poder dormir en las noches las horas reglamentarias o bien dormía poco o para peor, no lo hacía. Otras de las cosas que pasó durante ese tiempo era que no podía salir con amigos tanto como él hubiera querido porque la residencia de Cardiología, absorbía casi todo su tiempo, todo eso durante un lapso de cuatro años. ¿Me asusta? Ni un poco. Estoy lista para todo lo que venga, amo esto y por cansado y agotador que pueda llegar a ser, después de mi familia y mi prometido, es lo que más amo en este mundo.

Lo mejor que te puede pasar en la vida es hacer las cosas por pasión y definitivamente yo soy una apasionada de la medicina y más que nada, escogí Pediatría como especialidad, porque soy débil con los niños y será un honor para mí poder trabajar con esos angelitos.

Sonrío a mi cara feliz en el espejo mientras me hago una trenza algo floja en el cabello que luego dejo caer sobre uno de mis hombros, amarrando una especie de liga delgada en la punta para que no se me suelte.

Una vez presentable con ropa cómoda, zapatos y peinada, salgo de mi habitación lista para vivir mi nueva etapa.

Me dirijo hacia la cocina y ahí, contra la isla, escucho la voz de mis padres mientras hablan. Él toma café y ella, la leche con miel que tanto le gusta.

—Debes reconocer que ella se ve inmensamente feliz y radiante, Scott —dice mi madre, y sé que esta hablando de mí y de mi relación con Ivo.

Ivo, pienso con una sonrisa boba en la cara la cual no puedo borrar si se trata de él.

Pasamos cinco días enteros en esa isla, y prácticamente en la cama, apenas salimos cuando teníamos que alimentarnos. Ivo parecía un animal insaciable que podía saciarse de mi piel, pero a mí también me sucedía lo mismo, porque no importa cuántas veces me reclamaba, mi cuerpo no dejaba de vibrar en necesidad por él, respondiendo a cada caricia y beso suyo. Cada pequeño toque está grabado en cada parte de mí y vibro ante el recuerdo.

Hacer el amor con el amor de mi vida por primera vez, será un momento que nunca podré olvidar en toda mi vida: mágico, dulce, soñado, especial tal y como siempre lo soñé.

Lo otro que me hace sonreír más ampliamente y suspirar con el pecho acelerado, es el anillo de compromiso que, poniéndose de rodillas como siempre lo soñé, me dio pidiéndome ser su esposa.

El anillo de mi abuela y que tanto adoré por años ahora es mío porque ella se lo dio a Ivo como si fuera un hijo más para mí. Amo tanto a esa mujer. Esa joya significa mucho para ella y el que me la diera a mí, cuando ni siquiera había hecho lo mismo con su propia hija, significa mucho para mí. Me prometí que la cuidaría y quizás algún día pueda adornar el dedo de mi hija o... mi nieta para seguir con la tradición. No está en mi dedo ahora porque lo había dejado en una exclusiva joyería para que lo ajustarán a mi dedo que es más delgado que el de la abuela Dana.

—No te lo puedo negar, cielo, la veo feliz, pero de igual manera todavía no me fío de ese hombre —papá pronuncia, antes de tomar un trago de su café y después dejar la taza elegantemente sobre la superficie—. No puedo simplemente olvidar el daño que le hizo hace años al usarla como lo hizo. Todavía recuerdo lo destrozada que la dejó y el que, Coral tuviera que marcharse con el corazón hecho pedazos. Es duro para un padre ver sufrir a un hijo y no sé perdona tan fácilmente a quien le hiere.