CAPÍTULO 3

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El Reencuentro

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, un grito se escuchó haciendo que me aturdiese por unos segundos, se trataba de un GunGan, la criatura emitía felices sonidos y llamados, se acercó a ellos rápidamente.

— ¿Obi?, ¡Obiiiii! Verte otra vez me causa alegría. — Ingresamos al piso y observe todo, era simple y con decoración para nada llamativa. El GunGan nos guio a una clase de sala, donde se encontraba un balcón, ahí se situaba la senadora junto a su guardia y una asistente, o eso pensaba. El GunGan llamó la atención de Amidala e hizo que se acercaran, la menor solo se limitaba a observar todo detrás de su amigo y su maestro temporal, no quería darse a notar pues no había necesidad, su misión era clara, cuidar de la senadora y eso haría.

— Senadora Padmé, amigos aquí, aquí, aquí. Los Jedi llegaron. — Justo cuando el GunGan terminó de decir eso, la senadora, su guardia y asistente estaban frente a ellos, el maestro Kenobi hizo una breve reverencia hacia la mencionada, fue el primero en tomar la palabra y comenzar a informarse de la situación.

— Es un placer verla de nuevo, mi lady. — Saludo el mayor tomando la mano de la senadora y estrechándola, dando un suave apretón, ella le brindó una sonrisa cortés, Anakin vio todo con el ceño levemente fruncido, se había molestado por algo tan tonto como un saludo formal, yo solo atine a suspirar y darle un leve codazo al rubio pues estaba actuando como un tonto, el me miro con ligera molestia.

— El placer es mío, maestro Kenobi. — Cuando dijo eso deparó en el rubio castaño y sonrío.

¿Ani? Mira cómo has crecido. — Dijo esto y su amigo se acercó borrando su ceño fruncido, la pelinegra notó algo parecido a nervios, pero no de verla de nuevo, eran nervios de algo completamente distinto, aunque no le dio demasiada importancia.

— También tú, estás mucho más hermosa. — La senadora puso un gesto extraño, entre felicidad e incomodidad, yo miraba todo desde atrás, el mayor dio una mirada reprobatoria a su aprendiz.

— No hay muchas senadoras hermosas. — Recalcó este y la Jedi frunció el ceño, miró a su maestro y noto su semblante incómodo, la senadora sonrío nerviosa y soltó una pequeña risa de igual manera, esto estaba siendo difícil e incómodo.

— Ani, jamás dejarás de ser el pequeño que conocí. — Habló la senadora y se alejó hacia la pequeña sala, afortunadamente nadie notó su presencia, no era como si quisiera ser vista, de hecho, lo agradecía, no querría tener que lidiar con un momento incómodo, como el de hace unos momentos y prefería estar así.

— Le aseguró que no notará nuestra presencia, mi lady. — Dijo su maestro mientras todos menos el capitán de la guardia de la senadora tomaba asiento, ella se mantenía a un lado de su maestro temporal, dejándolo en medio de ella y su amigo, su hermana la miró fijamente haciendo sentir el peso de su mirada, la analizaba. No era tonta sabía que la había notado, pero no dijo nada.

— Soy el capitán Typho, de la seguridad de su majestad, la reina Jamillia. La senadora corre peligro, aunque no quiera aceptarlo, me alegra que esté aquí maestro Kenobi. — En ese momento sintió como la senadora apartaba los ojos de su escrutinio hacia ella para dirigirlos hacia el Capitán Typho.

— Estoy cansada de la seguridad, lo que quiero son soluciones, y que encuentren a quien quiere asesinarme. — Dijo la mujer haciéndose notar. La Jedi dirigió su mirada hacia ella, se imaginaba como es tener que ir con cuidado siempre entendía su cansancio, después de todo el ser Jedi también conlleva tener algunos enemigos y siempre debes de ir con cuidado pues nunca sabes a quien puedes encontrarte en las misiones.

EMPIRES  (Obi-Wan Kenobi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora