EMPIRES (Obi-Wan Kenobi)

CAPÍTULO 4

Persecución

Después de ver cómo nuestro maestro saltaba por la ventana, Anakin y yo nos miramos y salimos corriendo hacia el hangar, rápidamente comenzamos a buscar una nave apropiada después de tanto análisis nos decidimos por una nave amarilla, con solo dos asientos, mi amigo despegó y comenzamos a atravesar la ciudad en busca de nuestro maestro. Después de unos segundos lo dividamos colgado del dron, Anakin comenzó sus maniobras para alcanzarlo, su modo de volar era un tanto complicado y agitado, pero eso no quitaba el satisfactorio sentimiento de adrenalina que provoca, en un pequeño lapso de tiempo logramos estar un tanto cerca y lo rebasamos, el maestro se soltó cayendo en la nave, mientras que el dron se unía a su nave de procedencia, yo tuve que levantarme y sentarme sobre las piernas del mayor haciendo que pasara su brazo rodeando mi cintura para que yo no cayera, ambos tratamos de ignorarlo ya que se notaba la incomodidad en nuestros rostros y continuamos la persecución del asesino, Anakin nos miró un tanto divertido, negó mientras reía y siguió con la persecución.

De algún modo en algún punto de la persecución Anakin salto de la nave sujetándose a la nave del enemigo y terminamos en un bar buscando al asesino, pues para despistar había decidido mezclarse entre los civiles, era sorprendente como sus misiones terminaban siento un tanto... Únicas las llamaría yo, sin duda esto era muy raro y su comportamiento no era el adecuado pero las misiones eran divertidas, ambos estaban dándose unas palabras y entramos al bar.

— Busca al asesino, sin llamar mucho la atención. — Dijo el maestro y solo me indicó que lo siguiera.

— Y ¿ustedes que harán? — Preguntó el joven a mi lado.

— Tomar un trago. —Comentó el mayor mientras Ani sólo asentía y cada quien tomó su camino.

Seguí a Obi-Wan hasta la barra y pidió dos tragos, un joven se acercó al hombre a mi lado y le ofreció unas cosas, las cuales rechazo e hizo que el joven se fuera, yo solo tome de un trago el líquido azul, y me concentre en lo que pasaba, lo sentía acercándose, pero antes de hacer algo una extraña visión se apoderó de mí y tuve que sostenerme para no caer, fue rápida y confusa, las imágenes eran borrosas y poco claras pero pude distinguir algo, parecía ser un tipo coliseo y escuchaba el grito ensordecedor de la gente, cuando volví a la realidad ambos me miran, el mayor me sostenía y sin comentar nada nos dirigimos a la salida conmigo aun siendo ayudada por el castaño, ninguno preguntó y seguimos con nuestra misión.

— No sucede nada, asuntos Jedi, sigan en lo suyo. — Dijo el rubio castaño y salimos del lugar.

Yo me encontraba distraída, esa visión me dejó pensando, era un tanto borrosa, pero sin duda confusa, habían comenzado a ser aún más frecuentes acabando con la energía que tenía, había buscado la causa junto a mi maestro, pero no habíamos encontrado una situación parecida ni en los más antiguos archivos Jedi, pero habíamos llegado a la conclusión que solo mostraba hechos relevantes para el balance de la Fuerza. Siempre le comentaba el sentimiento que me dejaban o que tan largas habían sido, algunas veces eran largas pues mostraban distintas cosas cuando aún el futuro no se definía. El sabio maestro me había prohibido decírselo a alguien más que no fuese el, según a su parecer era mejor esconder eso de la Orden.

La chica siguió avanzando detrás de su compañero quien sostenía al cambia formas, cuando llegaron a un callejón, la joven se separó del agarre de su maestro y este coloco al cambia formas en el piso y ambos prosiguieron con el interrogatorio, se sorprendió al notar la actitud agresiva de Anakin, no le gustaba para nada el rumbo que tomaban sus sospechas. De repente sintió algo moverse detrás de ellos, volteo y pudo notar un pequeño objeto que levitaba, antes de siquiera poder hacer algo el objeto disparo asesinando al cambia formas, antes de morir este dijo un nombre en su idioma, Anakin había enfurecido al perder al único ser que podría resolver el misterio de quien era el que estaba detrás de los intentos de asesinato de la senadora. Su maestro se tomó su tiempo para tranquilizarlo diciéndole que aún había una pista que resolvería el caso.