CAPITULO XVII

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DIECISIETE

"Las caricias se sentían diferentes, pero eran hechas por la misma persona"

"Las caricias se sentían diferentes, pero eran hechas por la misma persona"

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LEÓN.

La almohada era estorbosa y muy incómoda en momentos de insomnio, la quite de su lugar y la tiré fuera de la cama, no estaba de humor para aguantar muchas molestias innecesarias.

Eres un psicópata...

Lo soy.

Ganaras la partida...

Lo haremos siempre ganamos.

Escuché un paso en la habitación y adentre mi mano debajo de la almohada a un lado y saque mi arma, en un movimiento rápido dispare a ese lugar donde lo había escuchado, alguien morirá hoy.

—Tranquilo viejo. —su voz, como no reconocerla incluso creería que me volvería homosexual con esa parte.

—¿Y ahora? —me acomode en mi lugar.

—Comenzare el juego. —no me sorprendía —. Quiero que me ayudes con una arma.

—No. —negué rápido y me levanté para ir al baño, pero solo lo observé parado ahí frente a la ventana, estaba oculto bajo esa mascara que dejaba libre su boca y sus ojos, todo completamente de negro con un gorro.

—Fui el resultado de toda esa ira acumulada. —espetó en voz baja.

—No creí que te importase. —volteé, de pronto mis ganas de orinar se esfumaron.

—No me importa —suspiró —. Estoy dejando lo necesario para que la historia se sepa.

Lo observé buscar algo entre su abrigo, un pequeño libro, la pasta era de color marrón y estaba cerrado con un lazo color negro.

—Esto le facilitara algunas cosas —tendió el libro, me acerque y lo tomé —. Entrégalo cuando lo vean conveniente, tu hermano es muy descuidado e incontrolable, tal vez lo pierda.

Quise abrirlo pero me detuvo, parecía interesante o quizás nos serviría de mucha ayuda con nuestro plan.

—Tú no puedes verlo, es la única vez que te pido que me obedezcas. —su voz sonaba apagada y sentí un poco de atracción.

¿Pero qué rayos...

Su mano tomó mi mentón con algo de fuerza y ni siquiera pude reaccionar, sus labios, eran cálidos e inconfundibles, suaves y húmedos, su lengua comenzó a jugar con la mía, vaya que estaba loco

Solo hazlo...

Tomé su cuello y lo atraje con fuerza, el calor comenzó a fluir y retrocedí hasta caer de espaldas en la cama, jugué con sus besos y los disfruté lo máximo que pude, pero se separó de mí.

UNA CURA PARA HADLEY®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora