CAPITULO VII

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SIETE.

"Una de sus historias se pintaba de colores, así podría contrastar su oscuro pasado"

"Una de sus historias se pintaba de colores, así podría contrastar su oscuro pasado"

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CANDY.

—¡Candy! —llamó Lenay.

—Hola Lenay. —salude feliz.

—Baja a desayunar por favor. —la detuve.

—Te ves muy linda con ese vestido.

—Gracias Can, te veo en la cocina —volví a mi cama y me envolví de nuevo en las sabanas, pero Lenay las apartó a todas, mucho frío, quiero mis mantitas —. Ni hablar Candy.

—Ya voy. —levanté mi labio inferior para verla con un puchero.

Restregué mis ojos aun con pereza, bostece y de repente la ventana frente a mi logro parecerme lo más interesante del mundo.

—¡Can! —el grito de Lenay volvió a despertarme y salte de la cama, absorta en las cortinas no recordaba el desayuno; quería chocolate, peine mi cabello con las manos y salí de la habitación.

—Chocolate, el más deliciosos. —esperé a que Lenay sirviera el desayuno, cuando lo hizo el aroma del chocolate caliente alteró mis sentidos así que comencé a tomarlo desesperada. La risilla de Lenay despertó mi curiosidad.

—¿Qué?

—Tienes bigote Can, tranquila hay más en la estufa.

—Gracias Len, haces el mejor chocolate del mundo.

Los waffles estaban deliciosos mientras duró, la sonrisa de satisfacción de Lenay cambio a duda antes de hablar.

—Por cierto Candy, debo salir ahora, vendré más tarde, no salgas por favor. —la vi levantarse de la mesa y tomar el bolso que colgaba a un lado de la puerta principal.

—No lo haré ¿compraste dulces? —pregunté siguiendo su camino hasta la sala mientras la veía rebuscar algo en uno de los aparadores.

—Sí aquí están, no tomes demasiados, o sino crearas lombrices en tu estómago.

—Las lombrices son lindas.

—No seas asquerosa Candy. —replicó.

—Te veo luego Len.

—Si claro pasa —la voz de Lenay nuevamente había logrado detenermeen la mitad de las escaleras —. Candy tienes visita, adiós. —pensé un momento ¿visita?

Oh no...

—Me extrañaste caramelito... —hablaba con diversión, por todos los dulces, este hombre lograba atemorizarme demasiado, vi sus ojos con un azul zafiro tan potente que se extendía por todo su iris, un poco embriagador e inusual, nunca había visto algo igual aunque mis ojos poseían el mismo color, pero el brillo que había en los de él era más potente, su cabello era rubio casi llegando al planteado.

UNA CURA PARA HADLEY®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora