Prologo

380 18 1
                                    

Desde que logré reconstruir a fondo la historia, la repito en mi mente cada vez que me despierto, cuando me voy a dormir, cuando no tengo nada que hacer, cuando estoy por hacer algo importante, siempre. Tal vez sea para no olvidarla nunca más.

Esta mañana, no es la excepción, así que aquí vamos:

Todos los "veranos"(refiriéndonos al hemisferio sur), mis padres y yo, viajábamos a Mar del Plata, para pasar las vacaciones; sin importar qué. Aprovechábamos para ver a mis tíos y primos de Buenos Aires, que vacacionaban ahí. Al principio, me parecía estúpido, porque vivimos en ciudades con playas mucho mejores, pero siempre íbamos al mismo lugar. Mamá y Papá se ganaron el buen estilo de vida que siempre tuvimos, la única "desventaja" es que siempre nos mudábamos, de un país a otro inclusive. Cuando tenía cinco o seis años, empecé a jugar en la playa con unos mellizos de mi edad, Mariano y Martín. Sus padres y los míos se hicieron más o menos amigos, ya que siempre estábamos juntos. Año tras año, compartíamos nuestras vacaciones, mientras crecíamos. No estoy segura de en qué momento pasó (o tal vez siempre fue así y nunca me había dado cuenta, que es lo más probable) pero me enamoré de Mariano, y él me siguió la corriente. Nunca borraré el recuerdo de ese primer beso que nos dimos, a los nueve años, un atardecer a la orilla del mar. Durante mi infancia y pre-adolescencia lo único que hice fue esperar a que llegara el verano para irme a Mar del Plata y encontrarme con ellos. A mis trece o catorce, nos mudamos a un par de cuadras de la casa de los Dominguez, nos veíamos todos los días.

Y ahí fue el accidente.

Realmente es lo único que no conseguí recordar, y no le permití a nadie que me contara que pasó. Lo único que sé es que todos culpan a Mariano por esto, y, claro, también conozco las consecuencias: pérdida importante de sangre, contusión cerebral, fractura de varios huesos, estado de coma por un año y medio, problemas de memoria, y aun sigo con algo de dificultad motriz. A los pocos días después del accidente, yo ya estaba en uno de los hospitales más importantes de Estados Unidos, siendo tratada por un excelente equipo médico, que hizo demasiado por mí.

El último verano vinimos a Mar del Plata, pero no pude alejarme a más de un metro de mis padres. Pensé que tal vez Mariano fuera a aparecer, pero nunca lo volví a ver, no en persona. Este año estuvimos hablando por facebook, y realmente, no puedo esperar más para llegar a Mar Del Plata mañana, y poder verlo otra vez.

Sophia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora