Capítulo 9

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Mariano me toma de la mano, y con una seriedad intimidante, me lleva a mi cuarto. Cierra la puerta.

-¿Es verdad lo que escuché?- pregunta con la misma seriedad, asustándome más que nunca- ¿En serio vamos... - ahora pierde lo intimidante, sus ojos se cristalizan y hace esfuerzos para contener las lagrimas, mientras yo estoy lloriqueando- vamos a ser papás?

Lo único que hago es asentir con la cabeza.

El se lleva las manos sobre la cara (hasta por debajo de los ojos) puedo verlo llorar.

-No tenés que hacerte cargo si no querés -digo, aun algo asustada- yo puedo sola.

Mentira.

Mariano me pone las manos a los lados de la cabeza, y me acerca a él para besarme. Luego de algunos segundos, se separa de mí para decirme:

-Nunca voy a dejarte sola.

Me abraza y nos quedamos así un buen rato, soltando varias lágrimas.

Alguien golpea la puerta.

-¿Puedo entrar sin llevarme una sorpresa o un trauma? -dice Martin, desde el pasillo.

Le abro la puerta, y al verme llorando, me abraza.

-¿Le dijiste?-me susurra al oído.

-Sí

-Nosotros...- empieza a decir Mariano, dirigiéndose a su hermano.

-Sí, ya sé -lo interrumpe Martin- Felicitaciones.

-Voy a ir un rato abajo -aviso- los dejo a solas.

-¿Segura?- preguntan los dos al mismo tiempo.

-Estoy embarazada, no enferma-objeto- no veo por qué no puedo...

-Está bien -dice Mariano- pero cualquier cosa, nos avisás

-¿Ok? -pregunta Martin.

-Está bien

Cuando me estoy yendo, me piden que si encuentro a Mati, que le diga que suba a hablar con ellos. Mariano me repite lo mucho que me ama, le respondo, y bajo.

Estoy con Dani, Maca, y algunos amigos de ellas, que me caen demasiado bien. De la nada, aparece Mariano, y desde atrás, me rodea con sus brazos, mientras aprovecha que volteé la cabeza hacia él para besarme.

Dani aplaude como foca, y recién ahí es cuando me doy cuenta lo borracha que está.

Mariano me dice que están listos para grabar el videoclip (creo que ya mencioné que van a grabar el video de la canción que él me escribió, y lleva mi nombre, en mi fiesta de cumpleaños).

El plan era que todo quedara en el sótano, para preservar la casa (ignoro el hecho de mis tíos y mis tres primos más pequeños, que salieron a comprar vaya uno a saber qué cosa, y que iban a pasar la noche en lo de los padres de tío Lucas. Hasta donde sé, van a venir temprano) pero a eso de las cuatro, todos se aburren del sótano, y la mayoría terminamos en el patio trasero.

A eso de las seis de la mañana, con Mariano nos recostamos en el césped a ver el amanecer, atontados.

-¿Cómo van a ser las cosas? -Pregunto- digo, de ahora en adelante.

-No sé -suspira.

-Mierda.

-¿Qué pasa?

-En menos de dos semanas mis padres van a estar acá, y me van a llevar a Estados Unidos -recuerdo- Hay que buscar una solución rápida.

-¿Cómo qué?-pregunta- obvio que te podés venir a vivir conmigo, pero no creo que te dejen... ¿Tus tíos?

-Casualmente, son mis tíos, no pueden ir muy en contra de mis padres

-¿Qué pasa si les decís que te querés quedar, que te gustó el lugar, y todo eso? Acá ya sos mayor de edad, y ya no necesitás tutoría.

-¿Ahora sos abogado?-bromeo- puede ser, pero tengo que encontrar un motivo que los convenza.

-¿Y si dejamos esto para después?

-Tenés razón -afirmo- aprovechemos lo que tenemos ahora.

Y ahí nos quedamos, disfrutando nuestra pequeña eternidad.

Realmente, fue una hermosa fiesta de dieciocho, la mejor de todas.

Sophia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora