Desde ese día lo siguiente fue historia. Hablaban a diario, cada vez que se encontraban en la parada. Hoseok ahora podía sentarse a su lado y entablar conversaciones con él. Le acompañó una vez hasta su trabajo y desde esa vez lo hizo todos los días. Bajaba una parada antes de donde solía y acompañaba a Yoongi hasta la librería, luego caminaba las cuadras restantes para llegar a su trabajo y al terminar, lo veía fuera del local esperando por él.
Una vez Hoseok se atrevió a contarle acerca de cómo lo observaba por los ventanales de su trabajo, moviendo de vez en cuando las caderas al ritmo de la música.
–Qué vergüenza– Soltó Yoongi cubriendo el sonrojo de sus mejillas con sus manos. –Tú no deberías haber visto aquello.
–Sí, –rio Hoseok – lo sé. Pero no pude evitar seguirte, es que eres muy atractivo.
–Pff, tonterías–Resopló para luego hacer un ademán con su mano izquierda, invitando a Hoseok a que dejara el tema.
–Dime, hyung ¿Le das un beso a tu reflejo cuando te miras al espejo? –Le preguntó con la intención de molestarlo.
– ¿Qué mierda, Jung? – Sus cejas estaban a punto de unirse por tan fruncido entrecejo. Sin embargo, todo este tiempo conociéndose le había permitido a Hoseok saber cuándo Yoongi estaba realmente enojado. Ahora no lo estaba. Podía ver el contraste de su ceño fruncido con el color rojo de sus mejillas y su labio inferior abultado. Sólo estaba muy avergonzado. Rio –Vamos, si no lo dejas ahora, te daré la paliza de tu vida
– Uy, que salvaje–Soltó aun riéndose.
Fueron casi tres meses así, hasta que Yoongi le pidió salir en una cita. La invitación le tomó por sorpresa pero no fue inconveniente para decirle que sí.
Luego de un par de citas más Hoseok decidió comprarle una cadena con paraguas amarillo guindado que vio en un local cercano al café. Con ella le pidió ser su novio. Lo sorprendente fue que Yoongi también había comprado la misma cadena y con el mismo objetivo.
–Como siempre tú, Hoseok– Le había acusado Yoongi –Yo tuve primero la idea.
– O quizá olvidaste que la tienda donde la compraste también está cerca del café donde trabajo. –Sonrió en respuesta. –Si la recibes debes tener en cuenta que no te permitiré ver a nadie más y que será imposible librarte de mí.
–Suena como un trato con el diablo pero si– rió. Hoseok entonces se acercó justo cuando lo vio darse vuelta y abrochó con cuidado la cadena sobre su cuello –Toma, este es el tuyo, señor satán.
–No te preocupes, yo me lo coloco, eres muy pequeño para alcanzar a abrocharlo.
–Hey – golpeo sin ganas el pecho de Hoseok.
Mientras reían, ambos asentían como respuesta a la declaración del otro para luego buscar los labios ajenos. Tan suaves, tan cálidos labios que desde ese día Hoseok no volvió a odiar el frió. Al contrario, lo amaba con su ser. Es que cuando el clima helaba Yoongi le abrazaba más, le besaba más, le dejaba estar todo el día, a toda hora pegado a su cuerpo, sintiendo su calor.
A finales de ese año, Hoseok llevó a Yoongi a su ciudad natal y lo presentó ante su familia. Se quedaron allí hasta año nuevo, comiendo los deliciosos platos de su madre y jugando en los alrededores con sus primos y sobrinos.
En el verano del año siguiente, ambos decidieron tomar todos sus ahorros y hacer un viaje a la isla de Jeju. Allí habían hecho por primera vez el amor, en la habitación de un hotel cuyos balcones le dejaban ver el hermoso paisaje de la isla. Volvieron a Seúl quince días después y Hoseok aprovechó el romance creciente entre ellos para decirle sin titubear que se mudara a su departamento. Yoongi no estuvo muy de acuerdo al principio: según él porque le quedaba aún más lejos la parada desde allí, por lo que al final Hoseok tomó sus cosas y las llevó a casa de Yoongi, Así ya no podía salir con otra excusa. Al ver a Hoseok tras su puerta con sus pertenencias, soltó un "¡Por fin!" seguido de un "Me preguntaba cuanto más te iba costar entenderlo".
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Mi abrigo en el frío, mi paraguas en la lluvia(Yoonseok/Sope)
FanfictionHoseok y Yoongi se encuentran a diario en la parada de autobuses. Yoongi no conoce a Hoseok, ni Hoseok a Yoongi. Pero sólo una acción del menor hará que la vida de ambos se enrede en la del otro.