Lan SiZhui ahora sabe bien que es el hijo adoptado de Wei Wuxian y Lan WanJi, ver a sus padres casados y felices luego de 13 años de horror alegra su corazón. La aparición de su tío Wen Ning, mejor conocido como el General Fantasma, también es otro...
En los últimos tres meses Lan SiZhui había sido muy feliz junto a Lan XiChen, al menos era feliz dentro de su burbuja donde ambos se correspondían, puesto que como líder del clan el mayor no tenía mucho tiempo para SiZhui. Además, los exámenes habían traído un mes entero bastante pesado para los estudiantes del clan Lan.
SiZhui al ser de los mejores de su grupo tuvo que estudiar muchísimo, pues deseaba entre otras cosas que su papá Lan Zhan se siguiera sintiendo orgulloso de sí mismo.
A pesar de las ocupaciones de ambos, SiZhui lograba ver a su amado y disfrutaba dejando un beso en su mejilla cuando se encontraban a solas. Las primeras semanas, SiZhui robó varios besos a la boca que tanto le gustaba, pero conforme los días pasaron dejó de hacerlo, pues notó que si él no empezaba el beso, el mayor nunca lo hacía. Así que se sintió algo avergonzado y simplemente mantuvo los besos en la mejilla. Aquellos besos eran mejores que nada.
Amaba el contacto de sus labios con la piel de jade del hermano de su padre. Amaba embriagarse con su aroma a frío sándalo y perderse en su bella sonrisa. Lan XiChen por su parte disfrutaba de los besos del menor, así como de su cercanía y constantemente lo envolvía entre sus brazos. Sin embargo, no dejaba de parecer que lo trataba como a un niño pequeño, al menos eso sentía el chico.
Poco a poco la tristeza empezó a instalarse dentro de su corazón y no dudó en recurrir a su mejor amigo: Lan JingYi. Cuando SiZhui terminó de relatarle todo en voz baja mientras comían, JingYi escupió toda la bebida provocando los gritos de los alumnos que estaban sentados a su alrededor.
—¡Lo siento, lo siento! —Se disculpó el chico.
Por su parte, SiZhui se apresuró a tomar una servilleta de tela y secar el rostro de su amigo, así como sus ropas. Aquella acción no pasó desapercibida para Lan XiChen quien al escuchar el alboroto, desde su lugar privilegiado, giró la mirada a donde se encontraba su novio. No pudo describir en ese instante lo que sintió al ver a SiZhui siendo tan servicial con el chico que nunca se despegaba de él, a pesar de eso, desvío la mirada con rapidez y se concentró nuevamente en su comida.
—Mira nada más —se quejó SiZhui—. Te has mojado todo.
—Ha sido tu culpa. ¿Cómo me cuentas algo así mientras estoy comiendo?
—¡Porque no tengo a quien más contárselo!
La mirada de JingYi fue de SiZhui al Jade mayor de ida y vuelta en varias ocasiones.
—¿De verdad ustedes...?
—¡Baja la voz! —Lo regañó.
—Son tantas cosas por digerir.... —murmuró el chico y se sirvió algo más de bebida en una copa limpia. A diferencia del resto de los alumnos solo ellos se mantenían susurrando—. Creo que será mejor que terminemos de comer y aprovechemos nuestro tiempo libre para conversar.
—De acuerdo. Entonces come —en aquel punto SiZhui cogió un trozo de pollo con sus palillos y lo llevó a la boca contraria. JingYi aceptó con agrado el bocado.
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