CONVERSACIONES AJENAS

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Acá estoy de nuevo, ah. Estoy muy metida en la historia como pueden ver. Tengo ganas de escribir sobre esta pareja, pero en versión omegaverse. Seguro lo haré, pero ya no me quiero llenar de proyectos. Será en cuanto acabe esto. Oh, sí.

Les aviso que se viene lo sad... Ya estoy odiando al vato¿? 

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Tan pronto Lan WangJi y su esposo llegaron a Descanso en las nubes, el jade menor no dudó en dejar a su pareja dentro de JingShi, lo besó un par de veces sin muchas ganas de separarse de él y fue a buscar a su hermano

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Tan pronto Lan WangJi y su esposo llegaron a Descanso en las nubes, el jade menor no dudó en dejar a su pareja dentro de JingShi, lo besó un par de veces sin muchas ganas de separarse de él y fue a buscar a su hermano. ZeWu Jun el día de mañana estaría cumpliendo años y el jade menor esperaba que su tío les perdonara la reunión de ese día, puesto que esperaba que su hermano disfrutara en compañía de sus seres queridos, así como de su tiempo libre junto a SiZhui.

También el tema de SiZhui tenía bastante inquieto a Lan Zhan. Mientras su hijo fuera feliz WangJi no intervendría en aquella relación. Creía haber sido lo suficientemente flexible con su hermano. No le pidió explicación alguna sobre su noviazgo con su hijo, respetó por completo la intimidad y el sentimiento de ambos, pero... SiZhui no dejaba de ser su hijo, aquel niño que acogió bajo su cuidado cuando no tenía más de cuatro años. Aquel niño que le dio fuerzas para vivir día a día una vida donde su amado no estaba más.

Por eso lo nombró SiZhui: para recordar y anhelar. Porque era lo último que le quedaba del hombre que amaba, el único y gran amor de su vida. Aquel hermoso, pequeño y temeroso infante que lo había perdido todo. Justo como él.

Ambos eran almas tristes, solitarias... condenadas a la soledad absoluta. Uno perdió a su familia, el otro perdió a su alma gemela. Ambos perdieron a Wei WuXian.

 HanGuang Jun nunca creyó que perder a un alma gemela doliera tanto. Pero joder que dolía... dolía como la mierda. Era un dolor semejante a ser partido en millones de pedazos. Cuando se enteró de la muerte de WeiYing sintió el momento justo en que su alma fue arrancada de su ser y no quedó más que un esqueleto vacío, sin vida alguna.

Quiso morir. Deseó morir con todas sus fuerzas. Odió a su tío con toda la fuerza de su corazón, incluso si le enseñaron que no podía albergar ese tipo de sentimiento en su interior. Odió a su hermano. Odió a todos. Los odió porque él tenía que haber estado junto a Wei WuXian. Él debía estar a su lado en todo momento. Debió estar allí para él cuando fue juzgado. Debió acompañarlo en la muerte justo como lo acompañó en vida. Pero falló. Él... HanGuang Jun falló. Le falló a su alma gemela, le falló a aquel que prometió cuidar en todo momento.

Sí, se quería morir. Quería ir tras su amado. Quizá no había muerto a su lado, pero podría seguirlo. Tenía que hacerlo.

Entonces lo vio... Vio a aquel niño indefenso, casi al borde de la muerte... A aquel niño solitario, huérfano y enfermo. El niño abandonado. Se vio a sí mismo reflejado en A-Yuan. Y todos los recuerdos de aquel día que pasó junto a su amado y el pequeño regresaron de golpe. Las lágrimas se multiplicaron y cogió al niño en brazos. Lo pegó a su pecho, muy cerca de su corazón y, aún débil debido a los golpes del látigo, lo llevó consigo a GuSu. Lo escondió entre sus conejos, los conejos que cuidó junto a WeiYing. Lo ocultó entre el pasto verde de las praderas de GuSu y le dio de comer lo mismo que daba a sus hermosos conejos. 

ENAMORADO DE LAN XICHENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora