La tenemos

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---Narra Alice---

Últimamente siento que mi vida es una montaña rusa en todos los sentidos, y es que física, mental y hasta emocionalmente, hay días en los que me veo perfectamente bien y solo tengo un ligero dolor en el cuerpo, otros en los que nuevamente me aparece vello y garras, así como la fiebre que no baja salvo que esté un tiempo en el lago de los Bartholy (cosa que se ha vuelto bastante cotidiana, aunque no deja de sentirse extraña).

Todo este proceso resulta ser más largo, doloroso y desagradable de lo que pensaba.

Sebastian (quien recién acaba de irse y me dejó delicioso desayuno preoarado), ha sido un sol en todo este proceso y, en un par de días más, llegarán las vacaciones de invierno e iremos a explorar en el viejo bosque de Irlanda en donde ahora está establecida una de las petroleras más importantes... La de mi padre.

El emprender ese viaje es algo que me tiene a la vez aterrorizada de lo que podamos descubrir, aunque por otra parte... emocionada de encontrar algo que pueda ayudar a dejar de sentirme así, tan llena de impotencia al no tener control sobre mi propio cuerpo, y la constante incertidumbre de saber cómo se verá y sentirá al siguiente momento.

Entro a la habitación de Sebastian (o debería decir nuestra) a buscar ropa sucia para poner una o dos cargas a lavar. El suelo parece mostrar que una vez más, asoma un calcetín por debajo de la cama.

He de reconocer que Sebastián es un hombre excepcional, pero como cualquier persona, no es perfecto, y esa parte desordenada de él, si bien me desespera en ocasiones, la mayor parte del tiempo me causa gracia conocer esa faceta despistada y desorganizada, pues me permite también ayudarle y contribuir en algo.

Al revisar si hay o no más ropa olvidada bajo la cama, descubro un libro antiguo con símbolos y en una lengua que parece latín, me debato internamente entre sacarlo y avisarle o no, ¿lo necesitará para alguna clase?, ¿estará ese libro ahí por equivocación?, o ¿estará ocultandolo de mi?, y si es así ¿estaría abusando de su confianza al revisarlo?.

Al revisar si hay o no más ropa olvidada bajo la cama, descubro un libro antiguo  con símbolos y en una lengua que parece latín, me debato internamente entre sacarlo y avisarle o no, ¿lo necesitará para alguna clase?, ¿estará ese libro ahí por equ...

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Cuando menos me doy cuenta, ya estoy explorando sus hojas. Aparentemente es en realidad un cuaderno lleno de manuscritos.

Quizá sería prudente dejarlo en su lugar... todo esto me provoca escalofríos.

Sin embargo, aquí estoy... dando vuelta una y otra vez a las páginas. Y en una de ellas, encuentro, por increíble que parezca... Mi nombre.

El cuaderno cae de inmediato de mis manos. No puede ser posible, ¿qué querrá decir todo esto?.

Enciendo el ordenador y comienzo a teclear atentamente cada una de las palabras en el traductor, mientras vuelvo a la página en la que encontré mi nombre.

ProfesoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora