Eran las 2pm. El día era, como casi siempre, soleado; aunque dentro de la oficina climatizada no tenía manera de saber qué tan caluroso. Oficialmente era su primer día de trabajo y estaba contento de poder decir que había transcurrido sin complicación alguna.
Se encontraba concentrado frente a la laptop de Jackson enviando algunos correos con toda la velocidad que le permitían sus dedos. El olor al café recién destilado proveniente de la cafetera mezclándose con el olor a madera y hierbas del bosque del perfume de Jackson le robaban sonrisas complacidas de tanto en tanto. Mientras que, en la computadora, las notificaciones de Instagram y Twitter no se detenían. Ocasionalmente su Facebook personal mostraba alguna notificación en su inbox al tiempo que los DMs de twitter e Instagram se acumulaban a montones. Quería preguntarle si podía desactivar las notificaciones, pero supuso que estaban activadas por alguna razón y que definitivamente no molestaban a su jefe, por lo cual prefirió quedarse callado y seguir trabajando. Esa mañana había conocido a Celeste, otra de las compañeras de Jackson quien tenía clara ascendencia latina la cual se hacía evidente a través del color de su piel y las curvas de su cuerpo. Era amable y mucho más habladora que las otras dos, pero en realidad no había tenido mucho tiempo para conversar con ella, puesto que se había marchado a hacer sus diligencias del día. En ese momento eran solo Jax y él en la oficina. Jackson estaba sentado frente a su escritorio vistiendo una camisa color granate debajo de un traje gris oscuro con saco sport de Versace. No tenía corbata y sus zapatos loafers completaban su imagen sólida y acendrada. Cada línea de su cuerpo se dibujaba a través de su ropa. Sus muslos fuertes y magros, la curva de su columna marcaba un sinuoso descenso hasta sus glúteos firmes y levantados. Sin embargo, su apariencia impoluta desafiaba la despreocupación con la que se encontraba desgarbado en su asiento mirando el celular.
Esa mañana Michael Byrne, el Broker y dueño de Byrne Real Estate Agency (BREA), se presentó a saludarlos dándoles una lista con diez propiedades residenciales nuevas, una de ellas con un valor de 60 millones de dólares, anunciándoles que se habían sumado a la SLM, e invitándolos a mover sus traseros. Desde ese momento habían estado enviando mensajes y haciendo llamadas, algunas de ellas con éxito. Cada uno de los Realtors en BREA tenía y era responsable de su propia cartera de clientes, y su éxito consistía en mantenerla contenta, moverla y hacerla crecer. Por supuesto Michael hacía lo que podía agitando hasta el límite las vidas sociales de sus agentes, pero lo demás quedaba en manos de ellos; al final, conocer personas de alto perfil no era la parte más difícil de ese negocio, sino crear y mantener lazos con ellas. Esto era lo que dividía a un Broker independiente con ingresos anuales de seis cifras, de un broker como él con su propia agencia y responsable de cinco de los Realtors más exitosos del país. Los ingresos anuales de Michael eran millonarios. Para sus agentes, mover propiedades era una carrera contra el tiempo. Mantener sus estilos de vida no era tarea fácil. Ninguno de los cinco agentes de BREA eran millonarios. Tenían sueldos decentes, pero estos no cubrían ni de lejos sus gastos mensuales; las jugosas comisiones, sí; esa fue la primera cosa que Jackson aprendió en el mundo de las ventas: si no trabajas... no haces dinero.
Michael podía jactarse de tener bajo su ala a agentes capacitados, tenaces, carismáticos, atractivos y jóvenes. Jackson Cavanagh era el más joven de los cinco, pero el segundo más exitoso. Tenía dos años trabajando para él y sin duda había superado todas sus expectativas. En BREA, ninguno de los Realtors tenía que cumplir un horario laboral. La oficina existía para atender clientes y como punto de reunión del equipo, para hacer llamadas, agendar citas, preparar proyectos, reunirse con clientes y hacer negociaciones con otros realtors o agentes inmobiliarios para concretar ventas. Ninguno estaba obligado a presentarse todos los días, llegar temprano o irse tarde. Con los años Michael había aprendido a confiar en ellos, tampoco les exigía evidencias de nada. A él lo único que le interesaban eran los ingresos. Si sus agentes ganaban, él ganaba; por esa razón se había encargado de conformar su equipo con personas que tuvieran metas ambiciosas y concretas. A Michael no le interesaba trabajar con gente floja, mediocre, que apreciara demasiado su tiempo libre o sus horas de sueño. Incontables veces asistió con sus agentes a fiestas de las que no se fueron hasta las 7am teniendo citas a las 8. Muchas veces se habían perdido fiestas familiares, vacaciones y hasta funerales. Su ritmo de trabajo había arruinado algunas relaciones personales. Y lo que podía decir con orgullo es que no era causa suya sino el hambre voraz de cada uno de sus agentes de triunfar y abrazar el éxito.
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Million Dollar Listing
Romance"Cuando te miro a los ojos, me veo a mí mismo; porque aunque podamos parecer opuestos... Somos exactamente iguales". Million dollar listing cuenta la relación de dos personas que no parecen tener nada en común y explora el camino del auto-descubrim...