Calculus

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El domingo a mediodía Liam estaba terminando de alistarse, Jackson pasaría por él para ir a un par de citas de trabajo. Por primera vez en lo que iba de la semana no quería verlo. No es que estuviera terriblemente enojado, solo no tenía idea de cómo debía reaccionar; es decir, no era como si Jackson no supiera que Liam estaba al tanto de que había salido con Sebastian la noche anterior. Se preguntó si él esperaba alguna clase de reacción de su parte, algún cuestionamiento, tal vez un reclamo o simplemente nada en absoluto.

—¿Crees que se haya acostado con él? - le preguntó Miranda observándolo correr dentro de la habitación, reuniendo las últimas cosas que necesitaba para marcharse. Puso los ojos en blanco. 

—¿Yo qué sé? Es su puta vida - dijo, fastidiado, a la par que cerraba su mochila.

—Pues yo pienso que sí, no es como que te va a pedir permiso… - Liam hizo un gesto de exasperación cuando su teléfono vibró con un mensaje. 

«Estoy afuera» leyó. 

—¿Si no me lo dices explotas? - le increpó pellizcándole la mejilla —No me importa, no es mi novio y ya me voy porque ya está aquí, ¿Ok? - le dio un beso en la frente y tomó su mochila —Vete con cuidado, te amo, gracias por venir - Salió corriendo escaleras abajo con dirección a la puerta dejando a su amiga atrás. Después de cerrar, cruzó el jardín trotando; con el sol dándole en la cara como luminaria, puso la mano sobre su frente para evitar cegarse y abordó el vehículo. Todo el tiempo haciendo su mejor esfuerzo por lucir casual. Lo encontró ahí, con las gafas que normalmente cubrirían sus ojos en la mano, sostenía la varilla con dos dedos mientras mordía suavemente la punta de la terminal. Estaba totalmente vestido de negro, con la camisa remangada a tres cuartos, dejando al descubierto sus antebrazos marcados por algunas venas y músculos, acentuados por las pulseras de color oscuro alrededor de una muñeca y el reloj plateado en la otra. Chasqueó la boca y se puso el cinturón tratando de evitar el contacto visual e ignorando el cosquilleo que le provocaba el olor de su perfume. 

—Buenos días - dijo Jackson con voz grave, observando cada uno de sus movimientos, una media sonrisa en el rostro —¿Listo? - preguntó por lo bajo, inclinándose de costado hacia él para acercarse un poco a su oído. 

—Sí - respondió dirigiéndole una muy breve mirada, mal fingiendo una amplia sonrisa. Tomó su celular perdiendo sus ojos en él. Tratando por todos los medios de parecer distraído. 

—Hey - Jackson abrió la guantera central del auto y extrajo una barra de chocolate, extendiéndosela. Él la recibió dudoso —Me detuve en la tienda por café y recordé que cuando estaba en Japón me dijiste que este era tu favorito… 

—Ahhh - miró el empaque, confundido —Gracias… - Jackson inhaló hondo apretando los labios al tiempo que rápidamente se palmeaba varias veces los muslos. 

—¿Nos vamos? - preguntó totalmente despreocupado. 

—Sip - ambos hicieron su mejor esfuerzo por lucir inmutables. Sin embargo la verdad era que Liam se sentía molesto, incómodo, y Jackson… culpable. Le costaba admitirlo y odiaba sentirse así, pero parte de su plan de contingencia era hacer uso de su disciplina emocional: "Hay cosas que quieres hacer y cosas que tienes que hacer". Él tenía certeza, acertado o no, de que estaba haciendo lo correcto. 

—¿Qué tal pasaste la noche? - preguntó colocándose las gafas e iniciando la marcha del vehículo, vista al frente, una mano en el volante y otra en la palanca de velocidades. 

—Súper - dijo fingiendo distracción. Con su atención puesta sobre el celular. Se metió los audífonos en las orejas.

—¿Hiciste algo? 

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