«Oye, no me has pagado» Liam le escribió a Jackson. Estaba tomando un descanso sentado en el piso de madera del luminoso estudio donde acudía a clases de baile; K-POP y hip hop. Tenía la planta de los pies en el suelo y los antebrazos descansando sobre las rodillas que se doblaban a la altura de su pecho. En una mano sostenía un cilindro con agua y en la otra su celular. Estaban aprendiendo una nueva coreografía y se sentía con mucha energía aunque su ropa sudada y sus jadeos no lo sugirieran. Traía puesta una camiseta sin mangas con capucha, una bermuda negra y holgada a media rodilla y tenis deportivos del mismo color. Sus pantorrillas y brazos al descubierto. A su lado se encontraba Miranda y otros de sus compañeros. Era su día de descanso y el día en el que esperaba la transferencia que cada dos semanas recibía. Sin embargo la respuesta no llegó y él continuó con su clase con normalidad. Aproximadamente cuarenta minutos después, cuando por fin terminaba, sudado y con la respiración agitada, envió otro mensaje diciendo: «¡Págame, maldito!» sonrió arrojando su celular a la mochila.
Liam y Miranda salieron dispuestos a ir a casa del primero, en la que una vez más, pasarían la noche juntos probablemente disfrutando alguno de los animes de su biblioteca de favoritos. Contemplando su celular exasperado por no recibir respuesta de parte de Jackson, Liam remató enviando un meme con la imagen de Androide 17, el personaje de Dragon ball, con el texto: "Ya no obedeceré más tus órdenes viejo asqueroso". Se lo mostró a Miranda y ambos rieron.
Eran las 7pm y el sol ya se había puesto; sin embargo las luces de la ciudad hacían un buen trabajo enmascarando ese hecho. Liam y Miranda, luego de una corta espera, abordaron el Uber que los llevaría a su destino.
-¿Qué le pasa a ese jefe tuyo que no te paga a tiempo? - exclamó dentro del vehículo, ambos sentados junto al otro en el asiento trasero. El auto tenía vestiduras de tela oscura, estaba muy limpio y olía a aromatizante barato.
-No sé, nunca había sucedido, me pregunto si habrá muerto... - Miraba por la ventanilla reflexivamente, imaginándose los posibles escenarios en los que Jackson perdiera la vida. - Voy a revisar... - dijo desbloqueando su celular y abriendo instagram para enterarse si Jackson había subido alguna historia que explicara su ausencia... o no, en cuyo caso ya estaba planeando qué ropa se pondría el día del funeral. Cuando la aplicación se abrió buscó su usuario encontrándose rápidamente con una selfie posteada unas horas antes dentro del automóvil. Sebastian estaba recargado sobre su hombro, rodeando su pecho con el brazo en un gesto de afecto; llevaba el cabello recogido, sonreía asomando la punta de la lengua, con los ojos grises apenas abiertos, de la oreja le colgaba un arete en forma de cruz incrustada con diamantes rosas. Jackson solo sonreía de lado mirando directamente a la cámara -Olvídalo...está con Sebas. - habló Liam imitando el acento del mencionado y moviendo su cuerpo afeminadamente.
-O sea que no te paga porque anda de loca perdida con la reina y señora de su vecindario. Qué pesado... - Miranda actuó un gesto de enojo y Liam se rió. De pronto un ding en su celular lo distrajo. Era una notificación de una confirmación de depósito con un texto adjunto que decía "LOL". Por supuesto, era Jackson.
«Perdón, estoy en el gimnasio y lo olvidé» recitaba un segundo texto. Liam se lo mostró a Miranda.
-Que está en el gimnasio, dice. - dijo Liam mordazmente. Miranda se rió burlona, abriendo la boca en toda su capacidad y echando la cabeza hacia atrás.
-Estaba haciendo ejercicio, pero en el gimnasio definitivamente no. - secundó ella negando con la cabeza. -Ésta cree que una nació ayer...
-Bueno, amiga, ya tenemos dinero, ¿qué vas a querer que te compre? - Bromeó Liam. Lo cierto era que sí tenía dinero, afortunadamente no era una persona que hiciera demasiados gastos innecesarios. Sus hobbies los pagaba conforme iba pudiendo y sus necesidades de supervivencia eran cubiertas en su totalidad por sus padres que además le enviaban una cantidad fija para sus gustos adyacentes. Mandarle mensajes a Jackson exigiendo su pago sólo era un pretexto para entablar conversación con él. Habían pasado más de dos semanas desde aquel día en el que Jackson había ido a su casa y su relación era menos limitada. Ya no era inusual que fuera del trabajo intercambiaran textos de vez en cuando.
ESTÁS LEYENDO
Million Dollar Listing
Romantik"Cuando te miro a los ojos, me veo a mí mismo; porque aunque podamos parecer opuestos... Somos exactamente iguales". Million dollar listing cuenta la relación de dos personas que no parecen tener nada en común y explora el camino del auto-descubrim...