Letters to the Love of my Life

03;;Dear Gellert

Querido Gellert:

Sé que te estarás preguntando qué hago escribiendote a las tres de la madrugada, no quisiera molestarte, pero sentía una necesidad muy grande de escribirte. Ya sé que soy un pesado.

Hace dos días que te escribí por primera vez, y debo reconocer que no he parado de darle vueltas a más cosas para hablar contigo, siento que tengo tanto para contarte, que no se por donde empezar.

Ya se lo que piensas, se que piensas que sigo siendo aquel adolescente enamorado hasta las cejas. Bueno, me gusta pensar que he madurado, pero si, has acertado, sigo enamorado hasta las cejas.

Verás, me gustaría hablarte de algo que no le he dicho a nadie, algo que me tengo muy callado y que me atormenta siempre. Seria un peso menos si aceptaras escucharme, espero no molestarte, de nuevo.

Llevo muchos años sufriendo de crisis de ansiedad, bastante fuertes, ya que estamos, que normalmente vienen provocadas por temas sin resolver, que son la muerte de mi hermana, y tú ida repentina. Para mi es normal despertarme de golpe varias veces en la noche porque siempre apareceis tu o mi hermana. Puede que ambos incluso, y me quedo sin aire literalmente.

¿Adivinas por qué te escribo? Exacto, porque acabo de tener una, y he pensando que estoy dispuesto a hablar sinceramente contigo. Te amo Gellert, ojalá hablar contigo suavice esto, porque, perdona mi dramatismo, pero cada día estoy más harto.

Parece que estés en todas partes, es algo que me gusta, pero me duele al final. De hecho, hoy te vi en el espejo de Oesed. Sí, Minerva me hizo prometerle que lo evitaría, pero escribirte me puso sentimental, y no pude evitarlo, lo siento.

No sabes las ganas que tengo de abrazarte, echo de menos todo de ti.

Con todo el cariño, Albus Dumbledore.

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Nada más terminar de escribir, suspiró leyéndolo una y otra vez. De alguna manera, sentía que había puesto demasiado de él en aquel pedazo de pergamino. Estaba sudando prácticamente, y le encantaría ver la cara de Gellert al leer aquello.

Pero eso no era posible. Besó la carta, como si fuera un tesoro y la metió bajo la almohada, para al día siguiente dejarla con a otra.