We need to talk

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-Entonces ya ha elegido de que lado está.-

Albus miraba con indignación las esposas que le acababan de ser puestas. ¿La razón? Se había negado a pelear contra Grindelwald. Casi le había dado un infarto al verse haciendo el pacto de sangre con su antiguo... ¿amigo?

No se esperaba que conociera la existencia de aquel pacto, pero no podría negarse a pelear sin argumentos, así que casi habría servido como disculpa. Sí, técnicamente no lo podía atacar.

Pero aunque pudiera, no querría hacerlo.

Por un momento pensó que ese hombre sabía el verdadero trasfondo de la situación. Menos mal que no, porque hubiera tenido problemas.

En el fondo sabes que llegará un día en el que no aguantes más y todo acabe saliendo a la luz. Los problemas los tendrás igual.

Suspiró sentándose en el escritorio mientras se cruzaba de brazos. Theseus Scammander, hermano menor de Newt, acababa de salir del salón de clases, mirándolo algo decepcionado. Era normal hasta cierto punto, porque todo el mundo lo veía como su mayor esperanza para evitar la guerra, y el se estaba negando en banda a luchar.

Estaba decepcionando a los suyos, y no sabían por qué.

Venga Albus. Tienes que ser valiente, pues no te queda de otra. ¿En serio una persona vale más que todos los muggles y magos que morirán?

No, estaba claro que no. Gellert es, y siempre fue, un hombre hambriento de poder, poder favorecido por sus manipulaciones y apoyado por el odio a los muggles que muchos magos tienen.

Oh, amado Gellert, el odio nunca soluciona nada, y la que estás liando no tiene nombre.

Sabia que tarde o temprano, Grindelwald llamaría a la movilización de sus seguidores, y seguramente el Obscurial estaría allí. Intentó decirle que no lo impidiera, porque después de todo, la violencia solo incita más violencia.

Total, que no solo estaba bajo estricta vigilancia, sino que además no podía hacer lo único que lo medio distraía de sus problemas, que no eran pequeños. Estaba bastante enojado consigo mismo, por no ser capaz de ser valiente una vez en su vida y detener al amor de su vida.

No te engañes, hasta ahora, has sido muy valiente. Es duro combatir a tus enemigos, pero más duro aún es combatir contra alguien amado.

Sabía que no sería un duelo que acabara con ellos precisamente haciendo las paces. Gellert no se detendría, y lucharía hasta la muerte.
¿Seria capaz de matarlo? Rotundamente no.

Minerva entró apresuradamente. Su moño bajo se veía despeinado y se sujetaba la falda con una mano para andar más rápido hasta él. Sabia que algo sucedía, pues Albus se veía destrozado, como la primera vez que lo vio llorar y miraba perdidamente al suelo.

-¡Albus! ¿Que ha pasado? Vaya unos salvajes, no saben ni llamar... ¿todo bien?-

El mayor levantó pesadamente la mirada y negó un poco. Se frotó los ojos con cansancio apoyandose en ese escritorio que no volverá a ver indefinidamente. Minerva se acercó seria y acarició su hombro, tratando de transmitir apoyo, y aunque servía de poco, Albus le sonrió levemente para agradecerle.

Letters to the Love of my LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora