Me alegra el simple hecho de hablarte. Hace días que no estaba tan feliz. Lograste hacerme sonreír y que mi corazón se acelerara como hace un tiempo no lo hacía. Me hiciste pensar que me quieres. Conseguiste hacerme sentir genial e importante. Y te lo agradezco, dudo que en este mundo haya palabras suficientes para lograr expresar el aprecio y cariño que siento por ti en este momento. Valoro cada segundo de atención que eres capaz de dedicarme solo para escucharme. Espero con ansias los abrazos que has prometido darme. Quizá haga mal en ilusionarme, pero ya es muy tarde.
