Crees estar mejorando, pero no es así. Cuando al fin crees que te estás levantando vuelves a caer una, y otra, y otra, y otra vez. Un ciclo sin fin, un bucle infinito, un callejón sin salida. Las soluciones que hay están fuera de tu alcance. Y así, de a poco, buscas respuestas donde no deberías, provocando caerte en agujeros oscuros, pozos sin fondo, solo por efímera felicidad. El desánimo simplemente llega sin razón. Te ahogas, te hundes y te agobias. Pides ayuda, ¿alguien te escucha siquiera? Posiblemente no. Y he aquí cuando piensas en acabar con tu existencia, tentador, ¿pero hay valor? Esa es la cuestión.
