Por un efímero momento olvidé que no existe algo como la suerte, y que la esperanza no sirve de nada. Pero ya era demasiado tarde, porque para cuando me di cuenta ya me había estrellado.
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Por un efímero momento olvidé que no existe algo como la suerte, y que la esperanza no sirve de nada. Pero ya era demasiado tarde, porque para cuando me di cuenta ya me había estrellado.