Katsuki miró con el ceño fruncido a Kirishima. Estaba en la entrada del bosque, conversando con un rubio de más o menos su estatura. No parecía realmente importante, y lo único que le llamaba la atención de ese niño de era un corto mechón negro que había en su cabello.
Aquel día habían quedado como de costumbre para pasar la tarde juntos, ya fuese jugando fútbol o hablando de alguna que otra trivialidad. Sin embargo, sus planes se estaban frustrando debido a la aparición de ese chico que no dejaba marchar al pelinegro.
Por un momento, su instinto de lobo se hizo presente, y deseó ir hacia él, tomarlo por el brazo y gruñir a ese insoportable crío que le estaba quitando su preciado tiempo junto a Kirishima. Aún así, trató de controlarse. Un pequeño descuido podría significar que descubrieran su naturaleza de híbrido y lo encerrasen, o, peor aún, lo asesinaran al igual que sus hermanos.
Tragándose su rabia, se sentó en una de las rocas más alejadas de ahí y trató de desviar la vista para no continuar alimentando sus deseos más asesinos. Sabía que no debía enfadarse. Mirio ya se lo dijo una vez: «Si alguna vez tienes ganas de gritar o hacer daño a alguien, piensa en las consecuencias que eso podría conllevar. Únicamente si estás seguro de querer confrontar esos efectos secundarios, puedes liberar toda tu rabia».
Pensando en la manera en que el niño rubio se asustaría y saldría corriendo o la forma en que debería amenazarlo para que guardase silencio sobre su paradero, decidió limitarse a esperar a que Kirishima acabase de hablar con él.
Tras un par de minutos donde el híbrido se dedicó a mirar sus garras con un aburrimiento casi mortal, escuchó cómo Eijirou se despedía del otro. Una sonrisa involuntaria surcó sus labios y se levantó al instante, esperándolo con paciencia.
Para su alivio, el pelinegro de sonrisa encantadora no tardó en llegar a él y mirarle con sus ojos rojizos repletos de disculpa, consciente de lo mucho que había tardado.
—Buenos días, Bakugou. Denki me estaba preguntando por qué últimamente he estado entrando tanto al bosque.
—¿Últimamente? —Katsuki soltó una risa suave, y una de sus manos se apoyó en su propia mejilla mientras hablaba con ligera burla—. Veo que ese tal Denki es algo idiota, porque llevas viniendo aquí desde hace un año.
—No se dio cuenta hasta ahora, después de todo yo no soy su único amigo.
—Bah, dejemos de hablar de él. Quizás no seas su único amigo, pero seguro que eres mucho mejor que los demás.
—No seas exagerado, Bakugou —replicó algo abochornado, rascando su nuca mientras un leve rubor decoraba sus mejillas.
—No lo soy. Sino, pregúntale a Tamaki qué piensa de ti. Incluso podrías preguntárselo a Mirio.
Bakugou hizo una pequeña pausa y conectó sus ojos con los de Kirishima. Rojo con rojo chocaron, haciendo que sus infantiles corazones se acelerasen un poco.
—Pero, sobre todo, puedes preguntármelo a mí, porque para mí sí eres mi único amigo.
Tal y como había dicho el híbrido, ya había pasado un año desde que sus reuniones en el bosque comenzaron a ser parte de su rutina diaria. A veces, cuando el niño humano tenía deberes, Bakugou hacía todo lo posible para ayudarle. Quizás habían ocasiones donde no podían verse alguna que otra tarde, pero por lo general se habían vuelto inseparables. Desde entonces, el rubio había empezado a comportarse con mayor amabilidad con Kirishima, y su aversión por la humanidad había mitigado un poco gracias al contacto casi diario que mantenía con el pelinegro.
Para Kirishima, ese híbrido también le había sido de gran ayuda. Aunque su personalidad continuaba siendo algo introvertida, poco a poco tenía más confianza en sí mismo. También había empezado a buscar maneras de ayudar a Mirio y a Katsuki a poder camuflarse de manera menos sospechosa en la ciudad. Gracias a su esfuerzo, ambos híbridos podían ir más frecuente a la civilización humana sin ser descubiertos, cosa que ayudó al rubio cenizo a acostumbrarse poco a poco al resto de los humanos.
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¡Hey, señor lobo! [Kiribaku]
FanfictionKirishima Eijirou deseaba conservar su orgullo, y eso conllevó a que cumpliera todos los retos que sus amigos le hacían, y en la noche de Halloween, debe adentrarse en las entrañas del bosque, encontrándose con la presencia que más pesadillas y sueñ...