Las cosas no estaban saliendo como había planeado, al contrario. Todo se estaba volviendo oscuro a su alrededor, y a duras penas lograba orientarse con las pocas estrellas que se podían ver en el cielo nocturno.
¿Cómo había pasado de encontrarse sano y a salvo junto a sus amigos a estar perdido en mitad del bosque?
Todo era culpa de Kaminari Denki y de sus estúpidos retos. Sí, siempre había dicho y repetido incansablemente que no volvería a confiar en las palabras de su rubio amigo, pero este sabía cómo ahogar su corazón en profunda culpabilidad su corazón cada vez que se negaba a uno de sus desafíos, consiguiendo lo que deseaba sin esforzarse mucho. A veces odiaba a su rubio amigo, pero ahora lo que importaba no eran sus ganas de golpear a Denki, sino el poder escapar del lío en el que se había metido sin ser herido en el camino.
—¿Por qué le he hecho caso? —se preguntó en voz baja con voz afligida., entrecerrando sus ojos rubíes que emanaban un tenue brillo por las lágrimas que iban acumulándose en ellos.
Sus pequeños pies patearon una roca y continuó caminando. Probablemente sus padres nunca más le dejarían libertad durante la noche de Halloween, y debería pasar el resto de la eternidad encerrado en su casa mientras todos los demás disfrutaban de los caramelos que Toshinori Yagi entregaba por esas fechas.
Odiaba el poder de convicción que tenía Kaminari. Siempre hería su orgullo para conseguir lo que deseaba, y él jamás se podía negar cuando eso sucedía. Por consecuente, aquella no era la única vez en la que se había metido en problemas, ya había sucedido antes.
Por ejemplo, por culpa de su bobo amigo había terminado en el jardín de su profesor siendo regañado por haberse colado sin permiso, terminando llorando por las duras palabras que se le habían sido dirigidas.
Pero, el problema en el que se había metido ahora no era nada comparado con el del regaño. Ahora, Kirishima Eijirou vagaba por las profundidades del bosque, intentando encontrar el camino a su hogar mientras temblaba como una hoja, abrazándose a sí mismo para deshacerse del frío que erizaba cada vello de su cuerpo.
Para un niño de siete años, estar perdido en mitad de la nada, rodeado de aterradores árboles que parecían reírse de él a cada paso tembloroso que daba, era horripilante, y no podía continuar aguantando la sensación de miedo que iba creciendo lentamente en su corazón, paranoico ante cualquier sonido ajeno que se escuchara a la lejanía.
Otra cosa hubiese sido de día. Si contara con la ayuda de la luz del Sol, podría guiarse sin problemas hasta la salida del frondoso bosque, pero era de noche, justamente la Noche de Brujas, y temía que en cualquier momento alguien o algo saltara sobre él y le diera un susto de muerte. Temía que los monstruos de las leyendas que leía anualmente por esas fechas fuesen reales y estuviesen dispuestos a comérselo vivo sin piedad.
Todo había comenzado con Denki retándole a meterse en la parte más profunda del bosque y salir de allí en menos de cinco minutos, diciéndole que si no lo hacía sería una gallina para el resto de su vida. Y por supuesto, él no podía dejar que su orgullo infantil se viera herido, por lo que aceptó el reto, utilizando una linterna cuya batería estaba a punto de agotarse para poder guiarse a través de los sombríos senderos del bosque.
Sin embargo, pronto la batería de su linterna acabó por agotarse completamente, dejándolo a la merced de lo que pudiese habitar entre los árboles, y, a causa de la oscuridad y su torpeza, terminó aun más perdido mientras buscaba el camino de regreso, y probablemente sus amigos no se atreverían a irlo a buscar, temerosos de lo que se pudiera ocultar en las entrañas de aquel oscuro lugar, tan cobardes como él. Solo que ahora, Kirishima estaba intentando deshacerse de su miedo infantil para lograr escapar de allí.
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¡Hey, señor lobo! [Kiribaku]
FanfictionKirishima Eijirou deseaba conservar su orgullo, y eso conllevó a que cumpliera todos los retos que sus amigos le hacían, y en la noche de Halloween, debe adentrarse en las entrañas del bosque, encontrándose con la presencia que más pesadillas y sueñ...