Día 5/Pasado

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Observo detenidamente el empaque de galletas que está tirado alado de mi.

El hambre me mataba y yo ya no sabía que hacer, así que decidí comerme las galletas sobrantes y morir aquí sola con un imbécil que no sabía ni en que siglo se encontraba.

Por supuesto. Hablo de Riker Lynch.

El ha estado durmiendo todo el tiempo que llevamos encerrados aquí. Yo por supuesto me la pasaba pensando en saber como ibamos a sobrevivir sin comida y agua todas las vacaciones.

Además ¿a quien en su sano juicio se le ocurre quitarse el pantalón solo porque "tiene calor"?

Claro, solo a Riker.

Y ¿quien tiene que verlo?

Pues claro, Abigail, la única persona sin suerte en todo el mundo.

De repente un Riker sin pantalón y sin camisa - que es la que tengo puesta - me mira y sonríe como tonto.

- Buenos días -dice con voz somnolienta.

- ¿Buenos? -pregunté enojada. -¿Que le encuentras de bueno a estar sin comida y oxígeno?

Pareció meditarlo por unos instantes y reaccionó rápido, de la mejor manera o por lo menos en cierta parte.

- Pues, que aún estamos vivos... Y que mi camisa se te ve muy sexy.

Maldito mal nacido.

- Entonces te la devuelvo -dije furiosa.

Rápidamente abrí los botones de la camisa y me quedé en sostén cuando la avente hacia el regazo de Riker. Como siempre mi mente retrasada no se había percatado de la semi desnudes de mi cuerpo hasta que vi a Riker mirarme fijamente.

Y no precisamente los ojos.

- Pues, vale. Por mi esta bien -decía con voz socarrona.

- Vete a la mierda, Lynch. -dije a punto de explotar del enojo.

El no contestó, se limitó a murmurar cosas sin sentido, tal vez canciones. 

Mi tarde aburrida no podía ser más aburrida. La vida en un ascensor no es lo mejor que yo pueda recomendarle a alguien que quiera ser feliz o que quiera seguir viviendo.

Katina en algún lugar de este mundo deberá estar divirtiéndose con sus amigos, la conozco y se que es así. Además no creo que me perdone estar ausente justo cuando íbamos a irnos a la vegas.

Porque... ¿Ella no se fue a las vegas sin mi, verdad?

No, ella es mi amiga y dudo mucho que ella sea alguien tan horrible que pueda hacer eso.

Mi mente viajaba a los recuerdos de cuando Katina y yo nos conocimos.

Teníamos 13 años y eramos felices, demasiado.

Estaba jugando en el parque de la cuadra (que hasta ahora es mi lugar favorito) jugando en los columpios, cuando una niña de coletas me dice:

- Me tocaba subir a mi.

Yo reaccioné mal. Me baje del columpio y agarré a la niña de las coletas tirándola al suelo y obligándola a decir:

- ¡Eres mi madre!

Todos los niños y padres del parque me miraban con horror y al final mi madre tuvo que llevarme cargada hasta casa.

Al llegar me enteré de que la niña era mi vecina y mi madre me obligó a disculparme y a ser su amiga.

Y así fue... Hasta hace cinco días.

No me había dado cuenta de que estaba riendo como idiota, hasta que Riker preguntó:

- ¿Que pasa?

Aquella hermosa voz que logró enamorarme, sonó especial, tranquilizadora, la voz del hombre del que yo me enamore.

Un hombre bueno y con sentimientos, no un maleducado que solo piensa en llamar la atención y follarse a toda la universidad.

- Nada -contesté dejando fluir mi antipatía por él.

Notó la seriedad de mi voz y se alejó.

Yo sentí sueño y mucho cansancio me recosté en el piso de aquel maldito ascensor y me quedé dormida, lo ultimo que vi, fue a Riker, besando mi mejilla.

Encerrados (RikerLynch)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora