Capítulo 8. Reencuentro

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Atnea estaba con su pijama puesta, que éste constaba de unos short celeste y una remera también del mismo color, a excepción del hombre araña en dibujito como estampado sobre su pecho, que aunque les parezca extraño, la hacía sentir un poco más cerca de su dimensión y de sus amigos.

Aunque al niño araña lo haya conocido en la famosa guerra infinita, se había encariñado inmediatamente de él al ver que solo era un niño.

Un niño dulce y tierno.

Extrañaba a sus amigos.

Y extrañaba la tecnología avanzada de esa dimensión.

Y por Ancestral, le hubiera encantado conocer más a fondo Wakanda, lástima que luego de lo que sucedió, el país ya no estaba preparado para recibir visitas, no hasta que volviera todo a la normalidad.

Suspiró bebiendo un poco más de café. Ya que luego de haber salvado a su hermano de ese estúpido perro, no durmió en toda la noche al estar pensando en él y en esa vampiro pelirroja.

¿Que es lo que quería?

¿A quién buscaba?

¿Por qué diablos ese perro no dejó que el tal Emmett pasara al otro lado para poder atrapar al enemigo? ¿Es por el tratado que había mencionado el de cabellos cobrizo?

Dios... estaba comenzando a odiar todas las dudas que le surgían en su mente, ya que le comenzaban a dar fuertes dolores de jaqueca.

Atnea salta de su asiento al escuchar fuertes golpes provenir desde la entrada de su hogar. Fuertes y rápidos, casi desesperados pero cuidadosos ante el contacto de la madera.
Con su cejas fruncidas se levantó de su asiento, y se encaminó con pasos rápidos hacia la entrada al escuchar que no iba a esperar.

-Oye, me harás la puerta giratoria.- se quejó la hechicera sin saludar al abrir la puerta.- Aidan...- susurró sorprendida al verlo parado en frente suyo con su ceño fruncido.

Su respiración era agitada, aún sabiendo que no lo necesitaba. Y la mirada preocupada, llenas de dudas, pero esperanzado llamaron a la curiosidad de Atnea al verlo en tal estado.

-¿Te encuentras bien Aidan?- volvió a preguntar al verlo mover sus labios pero sin salir ninguna palabra de su boca.- ¿Aidan?

-Yo...- comenzó, dudando.- yo...

-¿Si?

-¿Tú... tú eres Atenea Clarckson?

Atnea frunció el ceño, y con dudas asintió con la cabeza.

-Si, esa soy yo.

Ahora fue Aidan en fruncir el ceño.

-Pero...- murmuró.- tú... por qué...

Hechicera {Jacob Black}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora