Atnea Jason vuelve a su mundo luego de ver con sus propios ojos como ese ser gigante de color morado lograba su cometido.
Aniquilar la mitad del universo.
Perdiendo allí en un planeta desconocido a su alumno.
A su amigo.
A un hermano.
Sin espera...
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Los rayos del sol entraban por el gran ventanal que decoraba la habitación, molestando al rostro dormido de la hechicera que al sentir la calidez y esa luz sobre sus ojos, logró despertarla en donde parpadeó varias veces al recordar que su habitación no entraba tanta luz, abrió los ojos de repente, encontrándose un techo blanco y paredes de igual color. Se sentó de golpe, notando un escritorio a la diagonal suyo y a un costado un librero, hasta que varios segundos después recordó donde estaba, los musculos de su cuerpo se relajaron, sonriendo al recordar a su hermano.
FLASHBACK
La hechicera ya se encontraba en su casa luego de haber pasado la tarde en la Reserva junto con esas cálidas personas y con el menor Black.
Que tenía una sonrisa boba en sus labios.
—Al fin llegas.
Atnea al escuchar una voz intrusa en su hogar, no dudó en ningún segundo en convocar un arma que con movimientos rápidos de sus dedos, formó una mini lanza de magia y se lo lanzó a aquel intruso que logró esquivarlo de suerte.
—¡Mierda!— la hechicería al ver que habia atacado a su hermano, estalló.— ¿¡Estas loco Aidan!? ¡Tienes suerte de haberlo esquivado!
—Pero que...— tartamudeó nervioso el vampiro observando curioso esa lanza anaranjado con pequeñas chispas revoloteando.— ¿¡Cómo hiciste eso!? ¿¡Y cómo se te ocurre atacarme!?
—¡A ti como se te ocurre entrar a casa como un ladrón!
Atnea cojeando debido a su tobillo sacó la lanza clavada de la pared y le pegó con ésta en la cabeza al vampiro.
—¡Oye!— se acarició su cabeza, en donde se dio cuenta que le habia dolido.— sea lo que hayas hecho... me afecta.
》Vaya, deberé tener cuidado contigo hermanita.《
Atnea rodó los ojos y guardó el arma volviendo a hacer movimientos con sus dedos rompiendo el sello de convocación. La morocha ignoró el chiflido de su hermano y lo fulminó con la mirada yendo hacia la cocina a buscar un vaso de agua.
—¿Que te paso en el tobillo?— preguntó el vampiro preocupado al verla renguear.— ¿Fue ese estúpido perro? Si fue así lo mato.
—No, no, no...— negó con la cabeza la hechicera.— no fue Jacob.
》De hecho... fue nuestra antigua casa que me atacó.《
—¿Eh?
Atnea suspiró y agarró un vaso para llenarlo del agua del grifo. Tomó y volvió a enjugarlo para luego guardarlo.
