Capítulo 11. Leyendas

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Atnea no lo entendía.

No entendía porque estaba ahí.

Parada, afuera de su casa, observando con curiosidad como el hijo de su amigo entró a la casa de la castaña.

Aplanó los labios confundida.

¿Por qué se preocupaba tanto por él?

¿Por qué no le agradaba para nada la idea de que se metiera a ayudar?

La hechicera arrugó la nariz molesta consigo misma por no poder entender sus sentimientos tan revolucionados en su interior.

—En serio.— habló su hermano, que se encontraba a su lado, viendo ambos en la dirección de la casa Swan.— ¿Que te traes con el hijo de Billy Black?

Atnea bufó molesta y dijo.

—¿No deberías estar trabajando?

—¿Y tú?

—Touché.— sonrió con pesar.— no sucede nada... solo no lo sé... no me agrada la idea.

—Son solo perros Atnea.— bufó el vampiro.— es su trabajo matarnos...

—Lo sé.— masculló con la mandíbula tensa al recordar que su hermano le contó que casi muere por un estúpido perro.— debo hablar seriamente con él.

Aidan se sorprendió al escucharla decir aquello.

—¿Le contarás? ¿Le dirás quien eres?

Atnea lo miró seriamente y dijo.

—Deberé decirle para darle unos buenos cachetazos.— bufó molesta, cruzándose de brazos.— no puedo creer que te haya atacado.

—Soy un vampiro Atnea.— le recordó.— su deber es proteger a la Reserva.

—Aún así... no debió actuar así.— masculló furiosa.— debió ayudarte.

》Y no tratarte como un monstruo, como una basura. Estoy muy decepcionada de él.《

—Le agarrará un maldito infarto.— bromeó, que al escucharse decir aquello, aplanó los labios de disgusto.— no debí decir eso...

》¿Me acompañarías luego a visitar la tumba de Harry? Quiero despedirme de él.《

Atnea sonrió con tristeza y asintió con la cabeza.

—Por supuesto.

— Oh, oh... ahí salió el lobo.

Los orbes negros de Atnea pararon hacia la puerta de entrada de la casa Swan, saliendo de allí  la humana y  el muchacho de cabellos negros, en donde se obligó a mantener sus ojos en los bonitos ojos del lobo y no recorrer de arriba a abajo los brazos musculosos del Black, ni lo bien ajustada que le quedaba la camisa, dejándose ver lo bien que estaba su torso.

Hechicera {Jacob Black}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora