Capítulo 9. Reserva Quileute

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Atnea no sabía lo que estaba sintiendo.

No podía describirlo.

Nunca pensó que le causaría estas raras sensaciones con tan solo tener la espalda ancha del hijo de su amigo frente suyo, ni mucho menos pensó que los nervios y el sudor en sus manos, correría como si estuviera en una maratón al tener sus brazos rodeando el caliente cuerpo del mini Black.

¿Por qué se sentía asi?

¿Por qué se sentía como una maldita adolescente de una típica serie?

Se sentía rara.

No sabía como enfrentarlo.

Atnea nunca tuvo una adolescencia normal, o mejor dicho nunca lo tuvo. El estar encerrada en el templo, estudiando, practicando su magia, leyendo chismes y más entrenamiento, ha causado que la hechicera nunca se comportara como una adolescente promedio que se caracterizara como normal.

Atnea nunca salió a fiestas, tomó alcohol, tuvo amigas o interactuó con otros adolescentes; todas las personas en el templo eran adultos y gente mayor. Ella fue la primer y única niña que llegó al templo y que vivió la mayoría de su vida allí.

Por lo tanto se entretenía como podía.

La mayoría de las veces, veía series y observaba con curiosidad como se comportaba una adolescente promedio, o por lo menos, historias sobre cómo una chica reaccionaba ante un chico que le gusta.

Las mismas reacciones que estaba sintiendo por el hijo de su amigo.

Y no le agradaba.

Era incorrecto.

Además, que era la primera vez que comenzaba a sentir algo por alguien, nunca tuvo estos sentimientos por una persona, nunca estuvo en una relación y ni mucho menos había besado a alguien. Obviamente  conoce del tema, lo vio y tuvo su clase de educación sexual, en donde fue muy vergonzoso para Ancestral explicarle a una traviesa, divertida y llena de curiosidad, adolescente Atnea.

A la hechicera le encantaba molestarlo con preguntas incómodas sobre el sexo. Aunque Ancestral no tenía ningún problema en explicar la educación sexual a los demás, tenia pensamientos libertinos, le fue un martirio explicárselo a Atnea que la veía como a una hija.

Su hija.

Y Atnea lo sabía porque ella también lo veía como un padre. Alguien que la cuidó, le dio amor y cariño, le dio un hogar y a una familia.

Atnea en ese tiempo estaba segura de que no volvería a su dimensión, en esos tiempos a veces se preguntaba que estaría haciendo su hermano, pero esos pensamientos se iban cuando debía entrenar, estudiar o alguna misión que le pedía resolver Ancestral. Que ella con mucho gusto iba a enfrentarlo.

Hechicera {Jacob Black}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora