Capítulo 14. Entrenamiento.

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Atnea frunció el ceño al escuchar el canto de varios pájaros alrededor suyo. Sus dedos tocaron lo que parecía ser el suelo, el pasto debajo suyo, acostada. Abrió los ojos y miró confundida el cielo celeste que indicaba de un nuevo día.

¿Dónde estaba?

Se levantó, sentándose en la hierba y miró a su alrededor encontrándose con árboles que les resultaba familiar.

¿Por qué estaba dormida en el bosque de Forks?

¿Acaso su borrachera fue tan fuerte que durmió al intemperie?

Miró su ropa y no vestía con el vestido que había usado.

No.

Tenia la ropa de entrenamiento.

La ropa del templo.

Arrugó más la frente y se levantó del suelo estando atenta a su alrededor.

—Atnea...

Los vellos de la hechicera se erizaron al escuchar y reconocer aquella voz. Giró sobre sus talones rápidamente pero no se encontró con nadie. Siguió mirando a su alrededor pero solamente veía árboles.

—Atnea...

La pelinegra tragó saliva y con dudas, habló.

—¿Ancestral?

—Atnea...

La pelinegra aplanó los labios con dudas, no sabía si realmente era su padre o era algún impostor que podía imitar a las personas. Sus pies caminaron solos, como si tuviera vida propia hacia la dirección de la voz de su viejo tutor.

—Atnea...

Sus pies aceleraban cada vez más el paso hasta que llegó un momento que sus pies estaban corriendo.

Era su voz.

Claramente era la voz de Ancestral.

No sabía por cuánto tiempo había corrido pero sentía que era una eternidad, todo los árboles eran iguales, el ruido de los pájaros cantando fuertemente como si supieran lo que sucedía allí la alteraba y provocaba que se pusiera más nerviosa y ansiosa por seguir escuchando la voz de su padre teniendo miedo de perderlo ya que hasta pareciera que cada vez que se acercaba se alejaba aún más.

—¡Ancestral!

—Atnea.

Sus pies pararon repentinamente al encontrarse con un lago. El lago era perfectamente redondo y sus aguas eran tan limpia que se podía ver reflejado el cielo desde allí.

Hechicera {Jacob Black}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora