Capítulo XIII: La Primera Ves.

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El poeta estaba fundido en los ya incontables whiskys que llevaba en sobre el, Celeste puesto su mano en su espalda, y el recostó su mano en su pierna casi rodando el borde la falda del vestido.

- Dime ¿Porque estas así?, Sabiendo que su amigo ya estaba vulnerable y le diría que pasa, y así tendria la oportunidad de hacerlo sentir mejo?
- Ella está con él.
- ¿Quién?
- ¡Salo!

Cerrando los ojos empezó a narrar los que se mente imaginaba.

Esta sentanda en la cama, y él idiota ese a su lado. La toma de la mano, esa bella mano.

Ella se para y con un movimiento de cintura baila al ritmo de su sensualidad, esta tomando las tiras de su vestido y lo deja caer, él la observa. Mierda debería ser yo ¿sabes?.

El toma su cuerpo delgado y le quito el broche del brasier. La tiene en la cama, y ahí tendida con sus tacones aún puesto se logran divisar su piernas largas y delgadas brillantes, más bellas aún que cuando tenían el vestido corto sobre ellas, sus braga hace notar mas el quiebre de su cintura y su cadera, que sin ropa hace que la cintura se vea más fina y la cadera más grande.

Si subes la vista verás su pechos y sus brazos, largos y delgados pero hermosos y pechos pequeños, apuesto que caben en mis manos, son pequeños, el debe sentir su suavidad. Como lo odio, es un idiota.

Su cabello está extendido, apuesto a debe tener lunares llamativos, tiene algunos visibles que salen de su uniforme, imagino que su cuerpo esconde más.

El debe estar sientendo su aroma a dulce, con su inconfundible fragancia, quizá se deleite de su mira y vos coqueta. La tira más arriba de la cama para alcanzar las almohadas y esta besando su piernas mientra pone su mano al borde de su bragas, las quito ya y se ve la rosa de su intimidad.

Ahora ya desnuda debe sentir su humedad, la está tocando, la está besando esta dentro de ella,¡ ella está gimiendo¡. Él está teniendo su cuerpo desnudo, y se está uniendo al de ella, ella lo besa, está teniendo desnuda junto a su cuerpo, que sólo conserva sus tacones, toca cada parte de él.

Al terminar, Celeste le pidió al bartender, que no le diera más pidió un Uber para llevarlo a su casa, lo abrazo, aún sabiendo que mañana seguramente no se acordará de nada.

Salomé: La historia de un amor inconsciente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora