Salomé: La historia de un amor inconsciente.

Capítulo XXII: La Recitación.

Era de noche, en un bar de la zona, había pasado una semana desde que se pelearon el poeta y su musa. Un micrófono presentó al poeta por su nombre. El camino al frente más limpio que de costumbre y con vos fuerte expresó.

- Resitare el siguiente poema

Camina la luz de la luna menguante
Se avecina su silueta elegante,
Pequeña, delgada, morena y coqueta;
La niña perfecta, arquetipo de Julieta
Es la nueva locura de este poeta
Sin saberlo ella es mi nueva amante.

Su cuerpo desnudo es toda una odisea
Es perfecto por donde lo vea
La partitura excelsa de una melodía
Ella ha pintado nueva y loca alegria
Así como todo mi dolor y agonía
Sin saberlo espero que lo lea.

Su cabello es oscuro y ondulado
Tanto que tiene al viento mareado
Es la niña que se pinta como prohibido
Es un respiro a lo que yo he vivido
Por eso de ella estoy tan agradecido
Sin saberlo he quedado atrapado.

Hipnotizan sus pechos pequeños
Casi calados de mis mejores sueños
Se quedan inertes tras su movimiento
Hacen de ella todo un monumento
No sé cómo se llama lo que experimento
Sin saberlo es el motivo de mis empeños.

Sonríe soltando un beso asesino
Que arrastra todo hacia su camino
La falda corta la hace divina
Mientras despide una aroma que fascina
Yo solo la veo detrás de mi cortina
Sin saberlo soy su nuevo inquilino.

Pequeño el tamaño de su cintura
Dibuja una curva perfecta a la locura
Esta se quiebra hermosa en su cadera
Pará dejar de amarla no hay manera
Es que ella es más de lo que se espera
Sin saberlo es mi nueva atadura.

Sus largas piernas en tacones cerrados
Que van rompiendo corazones por todos lados
Y es que la música corre por sus venas
Pará decir las cosas no tiene pena
Ella hace mi vida completamente amena
Sin saberlo he escrito poemas soñados.

Mi niña ángel que vuela lejano
Como quisiera yo tomarle la mano
Descender al infierno que es su paraiso
Y así a toda lógica, yo ya hice caso omiso
Pues para soñar no necesito permiso
Sin saberlo recordé lo que es ser humano.

Dejó el micrófono agradeció y se fue. Justo al bajar, divisó a Celeste su amiga que le sonreía y al fondo de bar vio a Julieta a la amiga de Salomé.