Capítulo XXIII: Me Enamoré.

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Al día siguiente de la recitación, el poeta estaba en le bar con media botella de whisky abierta, y su vaso nuevo, en ese momento llegó Celeste, con un vestido muy corto, negro sin medias, se divisaba su ropa interior al sentarse, él solo veía sus piernas y con sus manos las tocó, bordeando la falda.

- Que bella te ves Celeste.
- Gracias, amigo mío.
- Que bella ropa, ¿te la puedo quitar?
- Veremos. Dijo mientras se servía de la botella.
- Esa es la actitud.
- Él poema de ayer, era para alguien en especial.
- No, sólo salió.
- Ya se acabó la botella.

Al decir eso salieron ambos del lugar, iban del brazo y llegaron a la casa del poeta y se sentó uno al lado del otro. Se quedaron viendo uno al otro, el la tomó de los hombros, y dejó caer los tirantes de su vestido por los brazos, dejando al descubiertos, sus pechos que eran suaves y de tamaño promedio. Ella lo vio, y se puso de pie, un elástico evitó que el vestido calera del todo.

- ¿Te gusta?
- Si, demasiado. Dijo con la voz entre cortada, por la ebriedad y la excitación.
- ¿Continuó?
- Claro, por favor.

Ella estiró el tirante para dejar caer el vestido, en un instante estaba por el suelo, al mismo tiempo cayó el resto de su ropa, quedando sin nada, el poeta divisó se paro y se acercó a ella la respiro y tocó su cuerpo, en un momento la tiro a la cama.

Puedo divisar cada curva, ella sonreía, se puso sobre ella. En ese instante el cerro los ojos, su ebriedad lo traslado a otro lugar, en un momento estaba tocando la piel de Salomé, sentía su aroma, aún cuando no lo conocía, escuchaba esa sensual que caracterizaba a Salomé.

- ¿Que pasa?. Se escucho a lo lejos. ¿Estas bien?
¿Amigo?, grito Celeste.

Abrió los ojos y soltó el cuerpo de Celeste, la diviso una ves más y luego se sentó a su lado. La vio, y ella lo abrazo con ternura.

- Entiendo, estas enamorado.
- Si, de Salomé.

Justo, sono el teléfono eran las cuatro de la mañana. Tomó su teléfono y sonrió ambos se sentaron y rieron.

Este encuentro, se quedó ahí, pasaron los días, y las cosas con Salomé volvieron a la normalidad con él, salvo por el hecho de que ahora, el estaba enamorado de Salomé.

Salomé: La historia de un amor inconsciente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora