Capítulo XXIX: Sin Empleo.

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Luego de unos meses en el trabajo que consiguió con ayuda del poeta, una asistente de ventas en un call center, donde las ventas no fueron del todo buena, por lo que fue llamada por su superior. 

- Tome asiento señorita Salomé.
- Claro.
- Como sabes las ventas son importantes, y no a cumplido con las metas.
- Si, lo sé.
- Entonces entenderá que ya no son requiridos su servicios en esta empresa.
- Esta bien señor, fue un gusto.
- Suerte, mientra recibía un cheque de liquidación.
- Gracias. Mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Tomó las cosas qeu estaba en su escritorio, los compañeros la veían y le daba consuelo, ella tomó su móvil y vio en el chat de su teléfono y vio los nombres de su novio y el poeta, y no decidía a quien contarle primero. Empezó a caminar por la calle a la para de autobuses cuando diviso al poeta, el la vio y se acercó veloz a su musa.

- ¿Que te paso?
- Me despidieron hoy.  Dijo con tristeza.
- Dame eso. Mientras le quitaba la caja.
- Me siento terrible sabe.
- No lo sé, pero lo imagino, acompáñame.
- Esta bien.

Se dirijieron al bar aquel donde se recitó el poema. Ella olvidó por completo a todos y a todos la paz que le daba la compañía del poeta era suficiente, él se sonreía para consolarla, él cargaba la caja y aún así abrió la puerta par ala chica.

- ¿Quieres algo?
- Una soda.
- Dame una Soda y lo de siempre para mí. Mientras señalaba la bartender.
- Se ve que te conocen acá.
- Aveces recito poesía.
- Si claro, es por eso.
- Tenía muchas ganas de verte Salomé.
- ¿y eso porque?
- Te quería dar algo.
- Dámelo entonces.
- Ya te lo daré, solo quiero primero animarte. Hoy fue un día pesado para ti.
- Si no pensé me hecharan.
- Ya vendrán cosas buenas, quiza hasta relacionadas con la música, lo que amas.
- ¿Usted cree?
- Si. Dijo mientra toma un trago de su whisky recién entregado.
- Eso espero. Mientra ellas hacia lo mismo pero con su soda.

Luego de unos minutos, ella olvidó qeu fue despedida, esta bien al lado de su poeta. El luego de todo tomó la caja y puso sobre ella un sobre de color blanco que decía "para Salomé", ella sonrió y se puso un suéter que tenía en la caja.

- La Leeré.
- Está bien.

Salomé: La historia de un amor inconsciente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora