PISTA 12 THE MOMENT I KNEW (4:09)

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María José

La mañana después de haberme acostado con Calle, me encontraba en la cocina de su casa preparando una taza de café recién hecho. Dos de sus compañeras de piso, Jenny y Heather, estaban frente a mí, esperando a que sonara el temporizador.

— Sabéis que podéis tomar vuestro café mientras se prepara el mío, ¿verdad? —pregunté, notando que me miraban el trasero.

— Sí, somos conscientes de ello. —Jenny se sonrojó—. Pero preferimos esperar a que…

— La verdad es que yo no lo sabía… —Heather dio un paso adelante y sostuvo su taza de café junto a la máquina—. Nunca te acostarás sin saber algo más. Por si acaso no la vemos hoy, ¿puedes decirle a Daniela que tiene que comprar detergente? Es su turno.

— Sí. —Asentí.

El temporizador sonó y Jenny se adelantó, rozándome el trasero antes de acercarse a la máquina de café.

— Lo siento. No he podido evitarlo —se rio.

— Además —añadió Heather, haciendo caso omiso a Jenny—, ¿podrías decirle que compre un poco más de café? También le toca a ella.

— Tomo nota. —Me di cuenta de que Jenny seguía tocándome—. ¿No tienes que ir a trabajar?

Se sonrojó otra vez y dio un paso atrás.

— Cuando quieras que deje a mi novio por ti, dímelo. Solo haría falta una palabra.

— No cuentes con ello. —Me reí.

— Claro que sí. —Bebió un sorbo de café y fue hacia la puerta sin dejar de sonreír—. Estaré esperando tu llamada.

Aguardé a que se marcharan y me aseguré de que su coche se hubiera alejado de la casa antes de sentarme. Al instante, empecé a intentar procesar qué cojones había ocurrido la noche pasada. Lo recordé todo como si fuera una serie de fotografías: Película. Risas. Beso que parecía eterno. Sexo. Sexo con Calle. Otra vez sexo con Calle.

Sexo con la mejor amiga que tengo desde que puedo recordar, Daniela…

— Buenos días —dijo el objeto de mis pensamientos entrando en la cocina cubierta con un albornoz y evitando mi mirada.

— Buenos días.

— ¿Quién ha hecho el café? ¿Tú o una de mis compañeras de piso?

— Yo.

— Entonces, ¿no lleva avellanas?

— No. —Me levanté y le preparé una taza, añadiendo el polvo de avellana que siempre le gustaba agregar al café. Mientras le ponía también las tres pastillas de sacarina habituales, ella se sentó en el taburete, enfrente de mí, sin mirarme a los ojos.

— ¿Qué tienes pensado hacer este fin de semana? —Le acerqué la taza deslizándola por la encimera.

— Lo que suelo hacer todos los fines de semana del verano: reunirme contigo en Gayle’s en algún momento del día, colarme en una clase de la escuela de cocina y esperar que no me echen. Ah… y tomar una copa con Paula el domingo.

— Si no te deja colgada…

— Sí. Si no me deja colgada. —Tomó un largo trago de café permitiendo que, por fin, nuestros ojos se encontraran—. ¿Qué tienes pensado tú?

— Reunirme contigo en Gayle’s en algún momento… Hacer algunos recados, ir a buscar algunos de los libros de la lista de lectura de verano de la facultad de derecho y, posiblemente, también haga algo con Johan.

Sinceramente Calle y Poche - Adaptación caché. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora