Daniela Calle.
No podía respirar.
Estaba segura de que iba a desmayarme en cualquier momento de esta incómoda cena y que Sean acabaría teniendo que hacerme el boca a boca para que recuperara la consciencia. Los cuatro —Johan, Sean, Poche y yo— estábamos sentados en una mesa en el fondo del local y, salvo Poche, todos nos lo estábamos pasando bien.Revisábamos el menú, señalando todo lo que debíamos probar mientras ella me miraba, sin decir palabra. No podía negar que cuando la había visto hoy después de tanto tiempo, el corazón me había dado un salto de emoción en el pecho, y que casi había gritado «¡Todavía la amo!», pero me las había arreglado para mantener la cara inexpresiva, sin mostrar ninguna emoción.
Aunque incluso un simple contacto con su mano había hecho que mi cuerpo se erizara, seguía sintiéndome herida. Además, no tenía duda: mi corazón era un puto idiota. Sean cumplía a la perfección con todas las especificaciones que había marcado en la hoja de cálculo: era inteligente, ingenioso, sutilmente elegante y besaba genial. Era cierto que todavía no nos habíamos acostado y que la idea de echar un polvo con él todavía no se me había cruzado por la mente, pero estaba esperando que desapareciera cualquier tipo de esperanza con Poche antes de entregarme a una relación con él al cien por cien.
«Corazón mío, no te lances… La Mujer que está sentada frente a mí te rompió en mil pedazos. Recuérdalo…».—Entonces… —Sean parecía confuso— ¿en este lugar solo hay desayunos y postres?
—Sí —repuso Johan—. ¿No es asombroso? No te equivocas nunca elijas lo que elijas.
—No me van mucho los desayunos… —Puso el menú boca abajo—. Ni tampoco soy demasiado aficionado a los postres.
—Entonces, ¿no eres un chef de mierda? —murmuró Poche en voz baja.
Sean no la oyó, pero Johan le lanzó una mirada penetrante.
—Tienes que probar esto —le dije, cogiéndolo de la mano—. Créeme, tu vida no volverá a ser la misma.
—Bueno, si lo pones de esa manera… —Se inclinó y me besó—. Tomaré el waffle especial de la semana.
La camarera se acercó en ese momento, sin darse cuenta de que nos estaba ofreciendo un respiro muy necesario.
—Qué bien, mis clientes favoritos… Johan, ¿qué vas a pedir?
—Probaré un waffle de caramelo con chips de mantequilla de cacahuete. También quiero que lleve jarabe de fresa, a menos que, finalmente, hayáis tenido en cuenta mi sugerencia de crear algo con sabor a hierba.
Ella le dio un golpe en la cabeza con el bloc de notas y se rio. Luego hizo un gesto con el bolígrafo hacia Sean.
—¿Y tú?
—Quiero un waffle especial.
—¿Con algo por encima?
—Un poco de jarabe de arce está bien.
—De acuerdo. —Plegó la libreta y la guardó en el bolsillo del delantal—. Os traeré también más zumo de naranja y servilletas. Pronto estarán los pedidos.
—Espera un segundo. —Sean se aclaró la garganta—. Solo has anotado dos pedidos. No le has preguntado a Daniela y a María José.
Ella le lanzó una mirada seria con el ceño fruncido.
—Bien… Me gusta tu sentido del humor —repuso antes de alejarse.
—Vale… —Me miró confuso—. ¿Anotar el pedido de la mitad de la mesa es una peculiaridad local que no entiendo?
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Sinceramente Calle y Poche - Adaptación caché. (TERMINADA)
FanficCalle y Poche han sido mejores amigas desde cuarto de primaria. Su amistad es tan buena que en ningún momento se han planteado ser algo más que amigas... Siempre se han contado todo en cuanto a sus vidas y sus relaciones, pero por algún motivo ningu...