PISTA 1 BLANK SPACE (3:47)

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María José

EN LA ACTUALIDAD

«El sexo ya no es suficiente…».
Negué con la cabeza mientras mi novia, Emily, me perseguía dando vueltas a mí alrededor por la playa. Cubierta con un brillante bikini rojo, sonreía mientras me salpicaba, atrayendo la atención de todos los chicos cercanos. De vez en cuando, cuando le devolvía la sonrisa, cogía la cámara que llevaba colgada de la muñeca y se detenía junto a mí.

— ¡Hora de un selfie! — Gritaba sosteniéndola sobre nosotras— ¿Quién es la mejor pareja del mundo?

Si era sincera, todo lo que concernía a esta chica era jodidamente perfecto por fuera: era preciosa, con los ojos verde claro y labios jugosos; tenía una risa contagiosa que era capaz de arrancar una sonrisa incluso a la persona más seria, y su sentido del humor era muy parecido al mío. Tenía una personalidad burbujeante y natural que conseguía que cualquiera la considerara su mejor amiga desde el momento en que la conocía, y cuando se cerraban las puertas del dormitorio, su deseo sexual era tan intenso como el mío.

Pero ahí terminaban todas sus buenas cualidades, algo que, para mi desgracia, descubrí demasiado tarde.
Su verdadera personalidad comenzó a aflorar unos meses después de empezar a salir en serio… Primero averigüé que su carácter burbujeante no era natural, sino un efecto secundario provocado por la sobredosis de Adderall, un medicamento que se usaba para la hiperactividad y que ella tomaba sin receta.

Después descubrí que tenía la costumbre de enviarme mensajes de texto a cada hora tipo «Te echo de menos, cariño, ¿dónde estás?» cuando no estábamos juntas. Si no le respondía en menos de tres minutos, me enviaba un aluvión de mensajes: « ¿Estás muerta? ¿ESTÁS MUERTA?». Y, finalmente, la razón por la que tarde o temprano iba a poner fin a esta relación era su nuevo y extraño fetiche sexual: le gustaba arrastrarse por la habitación a cuatro patas y ronronear como un gatito antes y después de practicar sexo. Incluso maullaba cuando se corría.
Eso era algo que no iba a poder manejar a largo plazo…

— ¡Eh, tú! — Me salpicó, arrancándome de mis pensamientos—. ¿En qué estás pensando?

— Uff… En un montón de cosas —admití.

— Por eso me gustas, Poche. —Sonrió—. Siempre tienes pensamientos profundos, intensos… —Sostuvo la cámara sobre nosotras—. Selfie de pensamiento profundo.

— Por cierto… —Esperé hasta que hizo la foto—. ¿Preparada para regresar?

— ¡Casi! Dame cinco minutos más. Quiero meterme más en el agua y sentir las olas contra mis pechos una última vez.

Asentí moviendo la cabeza y la miré mientras se adentraba en el mar, haciéndome señas para que me uniera a ella. Sin embargo, me limité a forzar una sonrisa y permanecí atrás. Todavía seguía pensando, preguntándome por qué jamás podía superar la marca de los seis meses con ninguna mujer u hombre con que saliera, por qué nunca encontraba las ganas necesarias para mantener relaciones más largas.

— ¡Vale! —Emily se reunió conmigo en la orilla—. Ya estoy preparada para regresar si quieres, Poche. Además, sé en qué estás pensando exactamente… — Apretó la mano contra mi entrepierna—. Miauuu…

« ¡Dios!».

Le moví la mano y se la sujeté, tirando de ella hacia mí.

— ¿Qué te parece si vamos mañana a los Everglades? —preguntó.

—Creo que es mejor que lo hablemos mañana… De hecho, tenemos que hablar de muchas cosas.

— Ohhhh… — Me apretó la mano—. Me parece que por fin me vas a dejar entrar en tu corazón para contarme todos tus profundos y oscuros secretos…

Sinceramente Calle y Poche - Adaptación caché. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora