- ¡Ni una sola mancha señorita! - Le advirtió Rosset, mirándola con desdén, era lo que le faltaba, pasar de niñera a lavandera, ella era mejor que eso, no iba a lastimar sus manos lavando los harapos de la pequeña niña consentida, se esforzaba todos los días para mantenerla pulcra y esperaba que ese día no terminara en desastre.
- Si Rosset. - Asintió Kara.
- Te quiero de vuelta a las cinco en punto, ni un minuto más tarde. - Dijo Rosset entregándole el pequeño reloj de bolsillo a Kara.
- Cinco en punto. - Asintió Kara, y dio media vuelta sobre sus tobillos, encaminándose al parque.
***
El parque estaba lleno de niños revoltosos, unos jugaban a la pelota, otros se columpiaban y otros corrían ignorando los gritos de sus padres preocupados. Kara caminaba entre los niños sintiendo el césped bajo sus zapatos, oliendo las flores de los arbustos y viendo las hojas caer a su alrededor. La brisa de la tarde era fresca, los holanes de su vestido azul hondeaban y sus rizos relucían brillando ante el opaco sol de aquel día.
Kara caminó hasta llegar a un columpio libre y lo tomó para poder montarlo, cuando estuvo a punto de sentarse, un agudo dolor proveniente de una de sus coletas la detuvo.
- ¿Qué crees que haces? - Le dijo la niña pecosa con ceño fruncido, Kara sostuvo su palpitante cabeza sin saber qué decir.
- ¿Eres muda o qué? - Le gritó un niño a su lado, el cual llevaba una rama en sus manos y los zapatos llenos de barro.
- Seguro que viene de algún hospital de locos, miren ese vestido. - Dijo otra niña a su lado, la niña llevaba un brilloso vestido rosa, sonreía de forma maliciosa viendo a Kara de pies a cabeza.
- Éste es mi columpio. - Le dijo la pelirroja, Kara la veía sin decir palabra, era una niña mucho mayor que ella, debía tener unos diez u once años tal vez, quiso decir algo, pero la mirada venenosa de los tres niños mayores la tenían algo intimidada.
- ¿Eres sorda? - Le preguntó la niña de vestido rosa, la niña pecosa se acercó a Kara y la empujó.
- Aléjate de mi columpio peste. - El pelo rojizo de la niña pecosa sobresalía de su coleta, Kara cerró sus manos en puños y sintió como sus ojos se humedecían, frunció el ceño enojada.
- ¡Mírenla! ¡Va a llorar! - Se burló el niño señalándola con su rama.
La niña pecosa se acercó a Kara, la haló de su vestido reteniéndola, levantó la mano, preparada para estampar su puño en el rostro de la pequeña rubia.
- Suéltala. - Dijo alguien, la brabucona giró su cabeza y vio a la niña ojiverde de pie frente a ellos, con su hermoso vestido negro con rojo, sus finos guantes y llamativos lazos en su cabello.
- ¿Quién te crees tú para decirme qué hacer? - Preguntó la pelirroja sin soltar a Kara de su vestido.
- ¡Vete al circo fenómeno! - Le gritó la niña de vestido rosa.
La niña ojiverde levantó su barbilla sin inmutarse ante los comentarios. Kara fue la primera en escuchar los zumbidos, luego los otros tres niños. La niña pecosa soltó el vestido de Kara y salió despavorida seguida de sus cómplices, la nube grisácea de abejas los persiguió hasta que salieron del parque, sus gritos eran tan dramáticos que hasta causaban risa.
Kara sólo observó con una pequeña sonrisa la cómica escena, luego miró hacia la niña, el enjambre de abejas se acercó a ella y bajó hasta el suelo, juntándose para convertirse en un pequeño gato, el minino se acercó al vestido de la niña y volteó hacia Kara, mirándola con sus ojos azules y su pequeña mancha en el ojo izquierdo
ESTÁS LEYENDO
The Cirque Black Moon ⋆(Supercorp)⋆
Fantasía¿Alguna vez te has preguntado si es posible escapar del destino? ¿Correrías el riesgo de entregarle tu corazón a la persona que amas sabiendo cual será el final? Y por ultimo. ¿Serías capaz de renunciar a ti misma por la chica a la que amas? El esp...