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Una figura alta y larga con una especie yeso envolviendo uno de sus brazos, se acercaba cantarinamente hacia ellos, había salido de la enfermería seguido de una chica en uniforme con prendedor de mariposa y un chico castaño de ojos verdes.

— Atsushi kun — gritó la alegre voz causando un escalofrío en Chuuya y una mueca de asco de manera automática — ¡Lo conseguiste! —

— ¡Dazai san! — pronuncio a punto del llanto Atsushi.

— Vamos, vamos Atsushi — dijo la chica acercándose a confortarlo con un ligero abrazo — Ya estás aquí, relájate —

— ¿Utilizaste mis consejos? — pronunció el chico de ojos verdes — Me alegro, ahora podrás empezar a saldar tu deuda —

— Si Ranpo san, traje toda una dotación en una de mis maletas — confirmo Atsushi con un sollozo.

— Bien no esperemos más vamos — animó Ranpo.

— Vamos Atsushi, yo te ayudaré a instalarte — tomó Dazai el brazo del albino y lo alejó del lado de Chuuya, guiándolo hacia los dormitorios, seguido de Ranpo.

— ¿Pero no es una fecha muy extraña para cambiarse de escuela? — se escuchó el eco de la voz de Dazai mientras se alejaban de Chuuya y Yosano — ¡Qué importa! — decía Ranpo — Ya estamos completos...

— Lo siento — con una sonrisa cargada de arrepentimiento, pero falsa modestia, Yosano se dirigió a Chuuya — Fue mi culpa —

—Sé que fue tu culpa — suspiró Chuuya con resignación.

Yosano se acercó más al chico ofreciéndole un bento como ofrenda de paz — Chuu, de verdad lo siento —

— Esta enojado conmigo, soy yo quien debería estar molesto, me dieron un mes de castigo — alegó Chuuya abriendo el bento y tomando el primer bocado.

— Seré más cuidadosa, lo prometo y en su defensa — explicó Yosano sentándose al lado de Chuuya — Esta vez lo dejaste bastante mal, tiene fracturado el brazo—

— Se lo merece — dijo con la boca llena.

— Si — confirmó vagamente la chica.

— ¿Qué hacías esta vez? — preguntó Chuuya metiéndose otro pedazo de comida.

— Fui a la habitación de Kunikida — dijo Yosano sin pena y con un tono siniestro, causando que Chuuya se atragantara por intentar contener la risa — ¿Y él lo sabe? —

— ¡Por supuesto que no! — contestó indignada — No dudaría en delatarme y seguramente me expulsarían — mencionó la chica con pesar.

— Claro, pero eso jamás pasará por que tienes un par de hermanos estúpidamente listos dispuestos a dar la cara por ti y salir ilesos —

Yosano sonrió — Mi hermanito no salió ileso, su novio le rompió el brazo —

— No somos novios — exclamo Chuuya — Debió decirme que era su coartada, me hubiera contenido —

— No, era necesario, gracias a su pelea pude salir del cuarto de Kunikida y del dormitorio de los chicos sin ser vista por nadie a plena luz del día —

— Pobre hombre, ustedes tres lo van a enloquecer —

— Huum ¿Y qué hay de ti? — cuestiono Yosano coqueta.

— ¿Qué hay de mí? —

— Fue Kunikida quien dio el aviso...

— ¡Haaah! —

— Fue justo — se apresuró a decir la chica — Después de todo estrellaste a Daza contra la puerta de su habitación y la rompieron... Mi punto es que tú también lo estás volviendo loco —

Chuuya no llevaba la cuenta, pero a estas alturas debía de haber dado ya alrededor de 15 suspiros en lo que iba de la mañana — Como sea — continuó Yosano — Te ayudaré con Dazai —

— No gracias, mi vida en estas dos semanas ha sido realmente pacífica, tal vez debí hacerlo enojar hace años —

— Chuuya, eres un ingenuo si crees que Dazai te dejará en paz y en pensar que está enojado sólo le gusta hacer berrinches, aun así, te daré un consejo, con la llegada de Atsushi su animo mejoró bastante, así que no debe ser difícil apaciguarlo, toma la iniciativa, estoy segura de que Ranpo tiene una llave extra —

Las campanas anunciando el fin del descanso se escucharon, Yosano se levanto y moviendo su mano se despidió de Chuuya.

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