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Hoy les traigo soukoku's 

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La respiración entrecortada de Dazai, se fundía con los suaves sonidos que se escapaban desde el fondo de su pecho — Ya-ya no puedo Chuuya — gimoteó.

— Aguanta — contestó con un leve jadeo — Un poco más, ya casi — el pelirrojo cambió su tono por un gruñido.

— Ya no aguanto — susurró cansado Dazai.

— Sólo abre más tus piernas, estíralas —

— No — se intentó negar el castaño — No puedo, y estoy muy sudado, todo mi cuerpo se siente húmedo —

— Te dije que te quitaras las vendas —

— Volverlas a poner es un fastidio —

— ¿Quieres cambiar? — se detuvo en seco Chuuya, viéndolo directamente.

— Ya no me puedo mover — Dazai respiraba con dificultad y una gota de sudor se escurría por sus rosadas mejillas — Tendrás que hacerlo todo tú —

— ¡Yo soy el que más se ha movido! — se quejó el pelirrojo — También estoy cansado, pero si nos detenemos ahora será más difícil llegar — dijo entre más jadeos Chuuya, retomando su empuje.

— Pero me duele —

Chuuya se detuvo nuevamente, escaneando a Dazai, tenía el cabello alborotado y algunos mechones castaños pegados a su frente, lucía agotado y muy sonrojado. Chuuya usó la manga de su camisa para secar el sudor de su cuello, también se sentía cansado, no habían logrado dormir por mucho tiempo, y ambos estaban con ojeras — De acuerdo, paremos —

— Gracias —

Chuuya bajó la pata de la moto para que se sostuviera sola, al mismo tiempo que Dazai se sentaba — Lo siento — se disculpó el castaño — No tomé la pastilla para el dolor, me hacen dormir —

— Está bien — consolaba Chuuya, secando la frente de Dazai con su otra manga — Pero llegaremos tarde a clase — dijo, subiéndose en la moto, quedando sentado frente a Dazai.

— No importa — sonrió el castaño, apoyando su frente en el hombro de Chuuya, que inmediatamente, posó una de sus manos sobre la cabeza de Dazai dándole palmaditas de confort — Oficialmente, tu apenas llegaste y yo tengo permiso para ir por mis pastillas a la enfermería —

— Suena bien, pero como explicas que estemos tan sudados —

— Corriste — dijo Dazai entre risas — Como Atsushi de Shibusawa, hace rato —

Después de permanecer abrazados por un par de minutos, Chuuya rompió el silencio hablando muy suave, lo cual llamó la atención del castaño — Dazai —

Una idea le había cruzado en la mente, junto con una urgencia por volver a poner a Dazai en una situación igual de precaria, pero bajo otras circunstancias. Una situación mucho más placentera, después de todo, eran contadas las veces en las que había podido ver al castaño tan sonrojado, como un durazno en su punto, con mirada suplicante y prácticamente fuera de sí.

Chuuya quería hacerle imposible expresarse coherentemente, y que todo lo que saliera de su boca fueran sonidos, intentando combinarse, para que al final sólo pudiera pronunciar su nombre — Mírame — dijo alzando la cara del castaño, los cansado ojos de Dazai se fundieron con los ojos azules.

Dazai lo veía con anhelo, y un brillo que Chuuya nunca había notado, o más bien ignoraba, pero que siempre había estado ahí, cada vez que el castaño le sonreía, con un brillo que era sólo para él. No se contuvo más y, para sorpresa de Dazai, su aliento fue cortado nuevamente, pero ahora gracias a los labios del mayor.

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