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Habemus capítulo largo!!!


— ¡Largó de aquí! — gritaba una chica pelirroja jalando de una oreja al chico albino.

— ¡Lo siento! ¡Lo siento mucho! —

— ¡Eres un pervertido! ¿Qué no sabes leer? ¡Ahí dice claramente que son los cambiadores de las chicas! —

— Lo siento de verdad, en mi croquis está marcado sólo con una equis y... y me dio curiosidad y no había visto el letrero —

— ¡Pervertido! — gritó más alto la pelirroja.

— ¡Lo sientooo! — siguió gritando Atsushi hasta que la chica lo arrastro 5 metros lejos de la puerta — Pero — intentó decir más calmado una vez logró soltarse del agarre — Me salvaste — la chica pelirroja cambió su semblante enfadado a uno de sorpresa.

— Si no hubiera sido por que me viste, hubiera entrado y causado un alboroto mayor, gracias — dijo el chicho con una reverencia — ¿Qué puedo hacer para agradecerte? — Atsushi se incorporó y le sonrió a la chica, causando que la otra se enrojeciera.

— N-no necesito ningún agradecimiento, pervertido — dijo la chica indignada alejándose de él.

— E-espera — corrió detrás hasta alcanzarla — Al menos déjame ayudarte a cargar tus cosas ¡Y no soy un pervertido! —

— ¡No necesito ayuda! —

— Espera — Atsushi se detuvo enfrente de ella.

— ¡¿Qué?! — gritó la chica.

— Al menos ¿Me dejarías acompañarte? No conozco muy bien el lugar y no quisiera que haya más malentendidos, ¿Vas hacia el club de cocina? ¡Mis amigos están ahí! Son los Tanizaki — se apresuró a decir Atsushi al ver la cara de desconfianza de la chica — Te ayudaré a llevar tus alimentos — extendió las manos el chico.

— Que insistente eres — exclamó la pelirrojo dejando caer en las manos del alvino sus bolsas — Apresúrate, ya voy tarde por tu culpa y Miss. Margaret es muy estricta con los horarios —

— S-si — contestó Atsushi caminando deprisa — Gracias de nuevo — el joven hizo una pausa, se había percatado que no se había presentado ni sabía el nombre de la chica — Mi nombre es Nakajima Atsushi — dijo esperando la respuesta de la otra. Pero en ese momento una cabellera rubia captó su atención, robando toda su concentración — Esa es... — susurró para si mismo — ¡Higuchi san! — se le escapó decir más alto de lo que esperaba por que la rubia lo escuchó.

— ¡Jinko! — contestó la chica — ¿Qué haces aquí? ¿Acaso tienes un deseo de muerte? Te juntaste demasiado con Dazai san —

— ¡Oye! — llamó la pelirroja — Ya encontraste a tus amigos, devuelve mis cosas —

— Lo siento mucho — repitió Atsushi con una reverencia devolviendo las bolsas — Gracias de nuevo, espero verte otro día para agradecerte debidamente, pero ahora debo irme — con otra reverencia el albino se despidió y corrió a encontrarse con la rubia.

— Higuchi san — repitió — Te buscaba —

— No te ayudaré a acercarte a él — expresó defensivamente la chica, como intentando proteger algo muy preciado y al mismo tiempo intimidar al otro chico.

— No quiero eso, de hecho, es lo opuesto —

— Jinko, no tengo tiempo Miss. Margaret está por llegar y si no estoy en mi lugar a tiempo me castigará —

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