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El celestino se encontraba en un cuarto, con una venda en los ojos, las manos atadas a su espalda, en el suelo helado, temblando por el frío que sentía y el miedo. Al fin luego de un rato escuchó algunas voces, las cuales volvieron a hacer silencio; un desconocido le quitó la tela, cuando se acostumbró a la luz del cuarto, ya que había estado por varias horas sin poder ver, levantó la vista, tres hombres estaban parados delante suyo. Se quedó totalmente helado, sin comprender que sucedía y el porque tales personas se encontraban allí.
- ¿C-Chicos...? - Tartamudeó, se paró como pudo. Los tres lo miraron fijamente, el que estaba en el centro se acercó y le levantó el mentón, tenía las manos congeladas.
- Descuide señor, todo está bajo control. Ya es hora de la reforma. - Le enseñó una sonrisa, la cual de ser amigable cambió a una sádica y un tanto espeluznante. Lo soltó y se dió vuelta, junto con los otros dos señores se fue del sitio no sin antes decir una última frase. - Todo tuyo. - y finalmente se fueron del lugar. El argentino empezó a ponerse muy nervioso, y más cuando le taparon la boca y agarraron sus brazos inposilitándole gritar e intentar defenderse. Otra persona desconocida le colocó la venda, de la nada perdió la conciencia, pues le dieron un golpe certero en la nuca.
No sé supo nada del argentino por varios días...
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El celestino se despertó de golpe cuando el tricolor detuvo el automóvil, dando a entender que ya habían llegado; frotó sus ojos y miró por la ventanilla, y efectivamente, estaban delante del hogar del inglés. Abrió la puerta y se bajó junto con su mascota, la cual para su sorpresa no se había alterado ni nada por el estilo, incluso estaba dormida plácidamente. Caminó hasta donde estaba el amante del té con sus maletas en manos y entraron, todo seguía igual que la última vez que entró a la residencia, totalmente ordenado. Dejó la caja transportadora en un sofá de la sala de estar y se estiró, al escuchar unos pasos apresurados se volteó, unos brazos lo rodearon; bajó la vista, eran sus hijas. Sonrió, se agachó a su estatura y correspondió el abrazo de las menores, al separarse las alzó a ambas, a cada una en un brazo, las niñas soltaron una risita.
- ¿Cómo te has encontrado éstos días, dad Argentina? - Cuestionó la más tímida de las gemelas.
- Todo Atr y más ahora que estoy con ustedes. - Les sonrió, ambas le devolvieron la sonrisa y lo abrazaron nuevamente, unos pocos segundos después el inglés ingresó a la habitación, al ver que no notaban su presencia tosió disimuladamente provocando que al fin lo noten; le hizo unas señas al argentino indicándole que lo siga.
- Ya vuelvo, ¿Ok? - Ambas asintieron con la cabeza, las dejó en el suelo y siguió a la potencia en silencio, algo un poco incómodo ya que casi siempre que estaba con el contrario se encontraban discutiendo, y si no lo hacían es porque habían personas a su alrededor. O bueno, a veces siquiera les importaba si había gente cerca. El de galera se detuvo de golpe frente a una puerta, el celestino al estar en sus pensamientos se chocó, froto su nariz y miró algo molesto al contrario.
- It's here. - Abrió la puerta con cuidado y dejó el paso libre para que el argentino entre, cosa que hizo. Miró detalladamente el cuarto, era espacioso, con varios muebles e incluso un baño propio, sus maletas estaban arriba de la cama, la cual era matrimonial. - This is your room. Si necesitas algo, estaré en la habitación al final del pasillo. - Se volteó y tomó el pomo para cerrar la puerta, justo cuando estaba a unos pocos centímetros se detuvo y volvió a abrirla. - Por ciert-
- ¿Qué? - Lo miró de mala gana, el ingles frunció el ceño levemente por la mala contestación.
- Las niñas te dejaron un regalo en el cajón. - Y finalmente cerró la puerta sin mirarlo. Con curiosidad el latinoamericano observó el cajón; se acercó a él y lo abrió, un cartelito con su nombre y algunas declaraciones de encontraba allí, un papel a su costado decía "De Malvinas y Soledad". Sonrió y lo dejo en donde estaba para enfocarse a desempacar sus cosas y ,de paso, que su mascota descanse en su habitación en vez de su transportadora.
Luego de unas horas, en las cuales desempacó, decoró a su gusto y al finalizar se durmió, se despertó de una pesadilla. Últimamente estaba teniendo pesadillas constantes, algunas peores que otras, aunque de todas formas ya estaba acostumbrado a ellas. Se levantó, ingresó en el baño, se limpió la cara y salió de su habitación, bajó las escaleras y miró a sus alrededores, buscó algún reloj para saber la hora; eran las 4:00 P.M. De la nada escuchó unas risitas provenientes del patio trasero, ésto le causó curiosidad así que se acercó a la puerta y miró a la distancia; eran las pequeñas y el europeo. Se quedó callado mirando como conversaban en inglés y reían, ésto le daba algo de celos, el también quería ser parte de tal momento. Aunque preferiría que el inglés no estuviera. Continuó observando la escena en silencio produciendo que sus celos incrementaran, hasta que notó que la potencia había desviado la mirada hasta donde estaba, su mirada parecía molesta y como si estuviera echando al argentino; éste obviamente notó ésto así que frunció levemente el ceño y se fue del lugar ahora no solo celoso, también enojado.Lo que quedaba del día estuvo charlando con las niñas sobre algunas cosas que sucedieron en su ausencia, cada vez que las gemelas estaban apunto de mencionar algo en el cual el inglés estaba incluído desviaba el tema; obviamente el amante del té, quien estaba en un sofá distinto leyendo un diario a la vez tomaba su bebida favorita, y las pequeñas notaron esto, el mayor ignoró tal cosa pero las menores empezaron a preocuparse. Obviamente sabían que sus padres no tenían una muy buena relación pero conociendo al argentino, simplemente escucharía e ignoraría el hecho de que su otro padre está involucrado, no lo evitaría como lo estaba haciendo.
Finalmente la hora de la cena llegó, la potencia dejó la cena en la mesa y se dirigió al cuarto de las niñas. Cuando salieron les pidió si podrían llamar al argentino para cenar, sin queja alguna hicieron lo pedido; los tres bajaron juntos, al sentarse en la mesa ya tenían su cena servida.
El momento era algo tenso e incómodo, ninguno hablaba, solo comían. Las gemelas se miraron mutuamente, al instante se les vino una idea a la mente, así que afirmaron con la cabeza. El inglés al notar como se miraban y asentían dejó de comer.- ¿Sucede algo niñas? - Ambas dieron un salto del susto y lo miraron.
- Huh... Pues... Daddy, ¿conociste Macri? - Cuestionó la más tímida de las menores algo nerviosa, pues había lo primero que se le vino a la cabeza.
- ¿Who? -
- Mi gato. - Dijo el argentino de la nada.
- ¿Era un gato lo que traías en la transportadora? Vaya... Creí que era algún perro. -
- No. Es un gato. -
- ... - Las niñas miraron al inglés esperando a que diga algo para que no sea tan tenso. - Huh... ¿Te disgustan los perros? -
- Que, no. Son re lindos y buenos compas, pero no quiero que peleé con Macri, cada vez que ve que tengo un perro cerca se enoja y parece que lo va a atacar. -
- Parece que es... Algo celoso. -
- Celoso, hincha pelotas, testarudo, forro y más; pero igual se lo quiere. - Los tres entes lo miraron confundidos. - Celoso, pesado, terco e hijo de pu- El de galera tosió disimuladamente y señaló con la cabeza a las menores. - Ah mal, perdón. -
- Don't worry. Se ve que mantienen una relación algo complicada. -
- Capáz. -
- Macri es muy suavecito y esponjoso~ me dan ganas de abrazarlo con fuerza~ - Dijo Malvinas fingiendo abrazar algo, ambos mayores la miraron enternecidos.
- Cuando lo veas hacelo, pero no me lo mates eh. - Le acarició la cabeza.
- ¿Yo lo puedo cepillar? - Cuestionó la segunda gemela.
- Obvio. - Les acarició la cabeza a ambas. El resto de la cena los cuatro mantuvieron una conversación fluida sobre animales y cosas por el estilo; el gato simplemente se les quedó mirando desde la puerta. Al finalizar todos se levantaron y se fueron a sus respectivas habitaciones para dormir tranquilamente.
Un primer día aceptable. ¿No?
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Getting to know you.
FanficAlgunas veces, si no conocés completamente a una persona, no tenés motivos para odiarla. Lo digo por experiencia propia... - Atte. Argentina ° ° ...